SOCIEDAD › LOS CASOS TIENEN LAS MISMAS IRREGULARIDADES

Manual del perfecto homicida

“La única causa en la que se ha investigado es la del homicidio de Gastón Galván y Miguel Burgos, donde hay un procesado y un prófugo. En el resto surgen irregularidades o una despreocupación por obtener pruebas.” Así definió una alta fuente de la Procuración General de la Suprema Corte la situación de las investigaciones judiciales sobre los presuntos enfrentamientos entre policías y menores en delito en la zona norte del conurbano.
La conclusión se desprende de lo relevado por el equipo de investigadores que accedió a las actuaciones judiciales realizadas durante los últimos dos años en cada uno de los siete casos en los que se sospecha que hubo ajusticiamientos de chicos ladrones. Aquí una síntesis de algunas de las irregularidades que se denuncian en cuatro de los siete casos.

Guillermo “Nuni” Ríos (11/5/2000): Los policías Hugo Alberto Cáceres y Marcelo Anselmo Puyo aseguran que Ríos y un compinche se les cruzaron en la calle Reconquista cuando ellos iban en un Chevrolet Monza blanco propiedad de Cáceres y los apuntaron con una escopeta, un pistolón calibre 32 y una 9 mm. En la persecución los chicos entraron a un taller mecánico. Allí, dicen, Ríos disparó con el pistolón contra Puyo y este respondió con tres balazos. Ríos murió con un tiro en la cabeza y dos en el pecho. En el caso intervino primero el fiscal John Broyard, de la UFI 2 de Tigre. El informe indica que nunca se hizo el dermotest para determinar si el chico disparó. Las ropas se mandaron a peritar recién el 14 de enero de este año cuando ya fue imposible determinar si los disparos fueron próximos o no. Recién al año se peritó el Monza en el que no hay rastros de disparos. Se comprobó que el pistolón de Ríos no funcionaba. No se realizó el croquis del lugar con la ubicación de las vainas servidas lo que hace imposible saber donde estaba el joven y donde los policías. “Llama la atención la tardanza de los fiscales de Tigre” en remitir como correspondía la causa a San Isidro, donde recién a los tres meses la tomó el fiscal Mirabelli.
Fabián Blanco (1/11/2000): Se destaca que el chico fue detenido en febrero del 2000 por policías de la comisaría 3ra de Don Torcuato y denunció apremios. Justamente lo mató Cáceres, de la 3ra, junto a Horacio Gallardo del comando de Patrullas Tigre. La fiscalía 1 de San Isidro siempre hizo enviar las citaciones al menor por personal de la misma comisaría. Murió sin que su denuncia se investigara cuando intentó robar una casa en la calle Sucini junto a otro menor que se refugió en un árbol. Blanco tenía cuatro tiros: uno por la espalda, otro por el costado izquierdo del abdomen, uno en el brazo derecho y otro en la pierna derecha. Intervino la UFI 1 de Tigre, Dra Molinelli. Pero la causa se comenzó a investigar recién tres meses después. Nunca se le hizo el dermotest. Cuatro días antes Blanco se había tiroteado con personal de la 3ra. El informe señala que Molinelli actuó en junio en una causa en la que el chico y Juan Salto, muerto después, se tirotearon con policías. “Hay que destacar que Cáceres y Gallardo en el acta del enfrentamiento no reconocen al menor siendo que era muy conocido por sus ingresos” a la 3ra. En el tiroteo en el que lo matan sale herido Claudio Gabriel Cáceres, hermano del sargento cáceres, de oficio mecánico. “Esto puede estar relacionado con el tema de la seguridad privada”, dicen el documento.
El dueño de casa, Teveroski, le dijo a los pesquisas que “que al menor lo terminó de rematar Cáceres (sic)”.
David Vera Pintos: Después de una persecución dos policías del Comando Patrullas San Isidro encierran a cuatro personas en un callejón de la villa Santa Rita. Una testigo declara que vio cuando el chico, recostado en el asiento delantero del auto, es acribillado por un policía que “lo remató a tiros” a pesar de que el chico tenía los brazos levantados. Otro testigo, que declaró este mes, dice lo mismo. Intervino el fiscal Ricardo Costa, de la UFI 3 de San Isidro. “Igual que en los otros casos siempre los policías dan una versión distinta a la de los testigos y en la causano hay ninguna pericia tendiendo a determinar si los menores iban armados”, determinan los investigadores.

Juan Teodoro Salto (15/8/2001): Intentó robar una fábrica de Don Torcuato. El dueño sostiene que el policía Esquive, del Comando Patrullas Tigre, gritó alto policía y que el chico disparó, pero los empleados dicen que no se escuchó nada por el ruido de las máquinas. “La policía actuó muy bien”, le dijo a los investigadores de la Procuración el hombre. Había denunciado amenazas de los policías de 3ra de Don Torcuato. El chico tiene cuatro balazos, uno de ellos en la espalda, bajo el homóplato. El médico de la autopsia es Eugenio Aranda, de la policía, el mismo que actuó en los casos Salto y García, el último chico muerto. Los investigadores resaltan que los policías son los mismos que mataron a Leandro García. El caso García (ver nota central) repite el olvido del dermotest que hace imposible saber si el chico disparó. Un testigo asegura que lo fusilaron.

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