La escasa confiabilidad hacia las fuerzas de seguridad –que se manifiesta, por ejemplo, en que ninguna de las denuncias por violencia de género se realizó en una comisaría de la mujer (ver nota principal)– puede encontrar uno de sus motivos en los niveles de participación que los vecinos les adjudican ante hechos de violencia. El gráfico es claro. Sólo el 7,8 considera que ayudan a prevenirlos. En cambio, la mayoría (53,9) consideró que intervienen después de ocurrido el hecho con lo que no sirven como solución ya que, después, el seguimiento de los casos ocurridos también fue considerado bajo. El 17,4 sostiene que no tienen participación con lo que funcionan con una neutralidad que aporta a la violencia. Para colmo, el 1,9 considera que las fuerzas de seguridad no sólo no solucionan el problema sino que lo provocan. Y mucho más grave aún por el hecho y por la dimensión, el 9,8 sostiene que son cómplices del delito o la violencia, categoría que ocupa nada menos que el tercer lugar. La faz negativa de la participación de las fuerzas de seguridad suma un 83 por ciento.