SOCIEDAD
Estrategia global
En el marco de la cruzada iniciada en el Primer Mundo contra la comida chatarra, la Organización Mundial de la Salud se pronunció esta semana contra la publicidad de alimentos y bebidas que “explota la credulidad de los niños” y solicitó a los gobiernos “crear conciencia entre las poblaciones” sobre los “factores de riesgo alimentarios”; pidió también “medidas gubernamentales para incentivar los alimentos sanos” y programas especiales para suministrarlos a grupos vulnerables.
Esas exhortaciones se dieron a conocer en los últimos días con el anuncio de una “estrategia global sobre la dieta, la actividad física y la salud”, elaborada tras un período de consultas con autoridades sanitarias y organizaciones de la sociedad civil.
“Los países en desarrollo son los que soportan la mayor carga de enfermedades causadas por la inadecuada nutrición, tanto por exceso como por insuficiencia de alimentos”, señala la declaración, que califica el hecho como “cada vez más habitual en los países pobres, pero también en los sectores de renta baja de los países ricos”.
La OMS puntualizó que “los consumidores deben tener derecho a una información exacta, homologada y comprensible sobre el contenido de lo que comen” y pidió “medidas gubernamentales para incentivar el desarrollo, la producción y comercialización de alimentos sanos, así como la puesta en marcha de programas especiales para suministrarlos a grupos de población especialmente vulnerables”.
Las medidas requeridas por el organismo mundial incluyen el desarrollo y aplicación de políticas regionales, nacionales y comunitarias para mejorar los regímenes alimentarios y aumentar la actividad física. Concretamente recomienda “limitar el consumo de grasas saturadas” y aumentar el de “frutas, hortalizas, legumbres, cereales integrales y frutos secos”, además de limitar el consumo de sal y efectuar ejercicios físicos de intensidad moderada durante al menos 30 minutos la mayor parte de los días de la semana.
La estrategia definida por la OMS advierte también que “la publicidad de alimentos y bebidas no debería explotar la credulidad de los niños”.