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El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, afirmó que “no debería haber pánico” ante la propagación del virus del zika en ese país, puesto que “la gente no muere por zika”. No obstante, manifestó que hay que abordar “seriamente” la amenaza que representa, para lo cual solicitará al Congreso 1800 millones de dólares en fondos de emergencia para combatirlo. Entidades sanitarias norteamericanas recomiendan el uso de preservativos o la abstención sexual a parejas de embarazadas que hayan viajado a regiones afectadas por el virus.

“La buena noticia es que esto no es como el ébola, la gente no muere por el zika. Muchas personas tienen el virus y ni siquiera saben que lo tienen”, dijo Obama. “Lo que ahora sí sabemos es que parece haber ciertos riesgos significativos para las mujeres embarazadas o que están pensando en quedar embarazadas”, matizó el primer mandatario estadounidense, con relación a posibles malformaciones en el feto que podría causar el virus. La Casa Blanca adelantó que pedirá en breve al Congreso 1800 millones de dólares en fondos de emergencia para combatir el virus del zika tanto a nivel nacional como internacional. Esos recursos se destinarán a la investigación sobre vacunas y a mejorar los sistemas de salud pública.

Asimismo, para evitar un posible contagio durante la gestación del bebé, las nuevas directrices de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) recomiendan el uso de preservativos o directamente abstenerse de tener sexo a las parejas de mujeres encintas que hayan viajado a una zona con registros de actividad del virus. Del mismo modo aconsejan también a las mujeres embarazadas que regresen de zonas afectadas por el zika que se sometan a pruebas de detección del virus durante el período de dos a doce semanas posteriores a su vuelta a los Estados Unidos, aun cuando no muestren síntomas.

De acuerdo con los CDC, 30 países –casi toda Latinoamérica– están en la lista de alerta. Hasta ahora se registraron 50 casos importados de zika en Estados Unidos y uno a través de contagio sexual local en Dallas, Texas.