SOCIEDAD › UNA MODALIDAD QUE CRECE EN TODA AMERICA LATINA

El boom del secuestro express

 Por Alejandra Dandan

“Si te sientes en peligro, aplica las tres reglas básicas de seguridad: 1. Dile ‘¡No!’ a quien te molesta 2. Corre y grita. 3. Busca a un adulto de confianza.” Estas son algunas de las recomendaciones para los niños de Venuezuela, uno de los países latinoamericanos con mayor índice de violencia y donde el secuestro express es el último grito de la moda. El caso Riquelme dio lugar para hablar de cómo aquel fenómeno, expandido en buena parte del continente, comienza a instalarse en el país. Así lo hizo el titular de la Delegación de Investigaciones de San Isidro, el comisario Aníbal Gastaldi, quien enmarcó el rapto como uno de los “secuestros express” que azotan, dijo, a Colombia, México y Brasil y parecen disparados por la falta de efectivo entre las víctimas, el auge de las tarjetas de crédito y por qué no, del corralito.
El caso Riquelme es uno más de la zaga que comenzó a crecer en Buenos Aires desde hace dos años. Los secuestros extorsivos no políticos tuvieron su auge más fuerte en los setenta y fueron decreciendo una década después. En general estaban organizados por las viejas bandas de delincuentes profesionales, grupos numerosos donde podían participar policías, militares, miembros del poder judicial o agentes de la SIDE. La estructura estaba soportada sobre un régimen de disciplina severo y contaban con una larga trayectoria en asaltos comandos. Eso facilitaba las cosas: había planificación, inteligencia en la selección del blanco, y contaban con una estructura que les permitía extender las negociaciones y el secuestro durante varios días.
En aquella época el secuestrado, era generalmente alguien conocido, ahora no. Y las cosas ahora son distintas acá, en Venezuela y en México. Según la Fundación País Libre –un “programa integral para el secuestrado” desarrollado en Colombia– sólo desde hace dos años aquí, y desde hace cinco en México, los secuestros tienen una nueva modalidad: la “express”.
No hay planificación, ni organización, ni bandas, ni montos millonarios en los reclamos. Según entienden en México, un secuestro express es aquel que se realiza eligiendo a la persona en el momento y por su aspecto físico, su ropa, su auto, o alguno de estos indicadores. Después de amenazarla, usualmente con un arma corta, logran amedrentarla, subirla a un auto y trasladarla. Durante el trayecto se hacen negociaciones vía celular.
Hay ciertas constantes que parecen repetirse en toda Latinoamérica. Una de ellas es el monto exigido por el rescate. Habitualmente, los secuestradores suelen pedir entre 5 mil y 50 mil dólares, aunque siempre otorgan la libertad por una suma mucho más baja a la original. Esto se debe al perfil de lo express: las bandas no tienen ni la estructura ni el número de integrantes ni el apoyo de sus antecesores. Deben librarse del preso y hacer el negocio en el menor tiempo posible. Las bandas están formadas por dos o tres jóvenes de entre 17 y 25 años generalmente entendidos en el tema de robos de autos y pueden llegar a contar entre sus filas con el apoyo de algún policía.
En México, donde la industria del secuestro tiene 8000 casos al año, el 57 por ciento de los casos sucede en las cercanías a las casas particulares u oficinas. De acuerdo a los datos de la Comisión Nacional de Seguridad Pública de ese país, un 15 por ciento se da en los hoteles de paso, un 9 por ciento en restaurantes y un 5 por ciento en los trayectos hacia las casas. Aunque en cada uno de estos frentes lo determinante es la apariencia de la víctima, otros informes indican que los captores suelen contar con datos de mozos de restaurantes frecuentados, porteros y policías del barrio.

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