ESPECTáCULOS
“Cuando hago una canción nunca pienso en provocar”
A pesar de esa afirmación, el español Albert Plá escandaliza a sus compatriotas desde hace más de diez años, a base de canciones cáusticas e implacables. Esta noche debuta en la Argentina.
Por Martín Pérez
Quienes conocen Madrid gracias a las canciones de Joaquín Sabina recordarán la curiosa lista de nombres escondida en uno de sus temas clásicos. “Tirso de Molina, Sol, Gran Vía, Tribunal”, se escucha en el estribillo de “Caballo de cartón”, y hace falta tener cerca un plano de Madrid para darse cuenta de que son sencillamente cuatro estaciones consecutivas del Metro. “Carabanchel, la Modelo, Herrera de la Mancha; Cáceres 2, Alcalá, Meco, Puerto de Santamaría”, es la enumeración que intriga desde uno de los temas del catalán Albert Plá. Y en esa lista yace una buena forma de ubicar a este sorpresivo visitante porteño –que toca hoy en Niceto junto a Andy Chango– con respecto a Sabina dentro del universo de la canción española. Porque, si las canciones de Sabina recorren las estaciones del subte madrileño, las canciones de Plá enumeran los nombres de las cárceles españolas.
Semejante enunciado a modo de presentación le parece algo curioso al propio Plá, que recibe a Página/12 en un oscuro cuarto de un hotel céntrico. Y no dice mucho más. Apenas si regala una sonrisa que, de tanto estar ahí, deja de ser eso, una sonrisa. Y apenas forma parte de su rostro, como su nariz. En la televisión el Real Madrid le gana al Bayern Munich, y Plá apenas si intenta explicar su presencia en la devaluada Buenos Aires. “No hemos venido a hacer dinero, claro está”, dice el amigo de Chango, que confiesa haberle deslizado en una cena madrileña que quería conocer Argentina y allí surgió la invitación. “¿Por qué quería conocer Argentina? Pues no sé. Por nada en especial. Si Chango hubiese sido uruguayo, le hubiese dicho que quería conocer Uruguay”, intenta explicar Plá, que justamente acaba de editar un disco para niños cantado en catalán, titulado Vamos a la cama. “No he conocido mucho desde que estoy acá. Aquí me ve: estoy encerrado en mi habitación viendo al Madrid... ¡y yo soy del Barcelona! Creo que sólo hice este viaje para escaparle a veinte días de promoción por la salida de mi nuevo disco en España”, confiesa risueño este particular artista, que desconfía de toda clase de entrevistas.
Calificado como “cáustico, mordaz e irónico” y considerado en su momento como “el cantautor más polémico de la democracia española” según la prensa de su país, a Plá le gusta desmarcarse de todas sus declaraciones. “Porque después te preguntan sobre lo que has dicho antes, y es todo un engorro”, se disculpa. Asomado a la canción hace casi tres lustros, cuando ganó un concurso en Jaen –“sorprendiendo a la intelectualidad madrileña”, como apunta una nota de El País–, la carrera de Albert Plá lleva apenas cinco álbumes en todo este tiempo, los dos primeros en catalán y los tres últimos .-tal vez los más conocidos– en español. De su discografía en castellano, sin embargo, el más polémico es un cuarto álbum, que su discográfica se negó a editar y permanece inédito. Llamado Veintegenarios, el disco ausente debería ubicarse en su discografía entre el primer disco en castellano –el sorprendente No sólo de rumba vive el hombre (1992)– y el segundo, un homenaje a la obra del casi secreto poeta catalán J. M. Fonollosa.
Bautizado Albert Plá supone Fonollosa (1995), este disco contiene también una formidable versión castellana de “Walk on the wild side” de Lou Reed –rebautizada como “El lado más bestia de la vida”– y el que tal vez haya sido su primer tema masivo: el cuasi bolero “Sufre como yo”, con letra de Fonollosa, incluido por Almodóvar en la banda de sonido de Carne trémula. Semejante debut en la bonanza cinematográfica española fue coronada con un papel de cura en Airbag, el film de Juanma Bajo Ulloa, en el que también interpreta el tema “Soy rebelde”, de Manuel Alejandro. Pero el responsable del mote de polémico que tanto disgusta a Plá fue la disputa alrededor del tema que motivó la censura de Veintegenarios, ya que su autor se negó a dejarlo afuera del disco. El tema en cuestión lleva por nombre “La dejo o no la dejo” y recorre los cabildeos y las dudas de un hombre que sospecha que su novia es una terrorista. “Tiene ese cruel defecto pero, en fin, nadie es perfecto”, dice el protagonista de la canción, que durante todo el tema se debate entre serle infiel a su novia o a su patria. Y razona: “Debería denunciarla pero igual la culpa es mía. Quizás necesite ayuda, mi comprensión, mi cariño. Quizás si le hubiera dado más amor se habría olvidado de cargarse policías sin manías, sin prejuicios”.
Sin embargo, aquella disputa con su discográfica se terminó saldando en el que hasta hace poco era su último álbum, titulado Veintegenarios en Alburquerque (1997), un falso disco en vivo (“Es como una parodia de los álbums en directo”, reconoce Plá) que finalmente incluyó aquel tema censurado. “Es que yo siempre he sido muy paciente”, desliza Plá como al pasar, y asegura no tener ningún problema con BMG Ariola, su discográfica. “Mi relación con ellos es muy buena. Ahí están los discos que me editaron. Todos bonitos y brillantes. Ni un roto tienen en su portada”, señala, cáustico. Al tiempo que desliza que tuvo problemas de censura incluso en su primer disco con ellos, en el tema “Carta al Rey Melchor”. “Ahí debí cambiar la letra”, apunta Plá sobre aquella contundente declaración de amor a la hija del Rey, que evidentemente es el de España y no uno de los Reyes Magos. Resulta difícil, sin embargo, imaginar lo censurado en un tema cuya versión editada le asegura a su destinatario: “Sería mentirle si digo que tengo respeto por las monarquías. Siempre me he cagado en las dinastías, y en las patrias putas, las banderas sucias, los reinos de mierda y en la sangre azul”.
Suerte de cantautor ingenuo y sensible, pero que guarda siempre una gilette escondida en sus ofrendas aparentemente inocentes, Plá dice estar harto del mote de maldito que parece haberse ganado en una década de polémicas... y temas únicos, emocionantes y sorprendentes. “A mí no me gusta molestar, hay poca gente que se moleste cuando viene a un concierto mío”, apunta. “Y todo este rollo de la provocación es demasiado agotador. Es muy difícil de sobrellevar y a mí no me gusta mucho hablar de ello. Porque nunca pienso en eso al hacer una canción.” Polémico a pesar suyo, entonces, Plá aparece sin embargo como el compañero ideal del provocador Chango, devenido en escandalizador profesional de la televisión argentina (ver página 25). “No lo vi nunca en esos programas, pero es que a mí no me gustan nada. Yo nunca me presentaría en lugares así”, se distancia este cantautor indefinible que, por obra de un milagro, debutará esta noche en Argentina. Acompañado por el guitarrista flamenco Diego Cortés, el catalán Plá asegura que recorrerá libremente todo su repertorio en Niceto. “Pero cantaré en castellano. Es que no soy un tipo tan jodido”, apunta, lanzando una carcajada.