SOCIEDAD › APOSTILLAS DEL DEBATE DE LA FRACASADA LEY
Entre la razón y el prejuicio
Por M. C.
En la sesión del martes se escucharon argumentaciones apasionadas a favor y en contra de imponer la educación sexual obligatoria. Pero algunas expresiones sonaron absurdas, como la propuesta del diputado Mario Morando, de Juntos por Buenos Aires, que pidió que además del voto cada legislador declarara el número de hijos que tenía, como si a mayor prole tuvieran más derecho a opinar sobre el tema en debate. No sólo el presidente del cuerpo le aclaró a Morando que tal proceder no era reglamentario sino que de algún modo el tiro le salió por la culata: Milcíades Peña, de Confluencia, le replicó que él junto con el diputado Sergio Molina, del Bloque Sur, sumaban once chicos. Los dos apoyaron el proyecto de Suppa.
De las 14 legisladoras mujeres que estuvieron en la sesión, más de la mitad votó el proyecto con dictamen de mayoría. Fueron 9 las que se inclinaron por garantizar la educación sexual desde el preescolar con un programa definido por el Estado y apenas 5 las que optaron por dejar librado a los padres los contenidos y a cada colegio la decisión de brindarla o no a los alumnos. Entre los votos femeninos por la propuesta de Suppa figuraron dos integrantes del macrismo, Florencia Polimeni y Soledad Acuña, las únicas de su bloque que defendieron esa iniciativa. La mayoría de los hombres, en cambio, levantó la mano por el proyecto más conservador, de Santiago De Estrada, Jorge Enríquez y Juan Carlos Lynch. Detrás de esta iniciativa se alineó además del macrismo, Recrear y el Partido por la Ciudad.
Sorprendió la sinceridad de Alicia Bello, de Compromiso para el Cambio, que empezó su discurso diciendo:
–Realmente, hoy hubiera preferido no venir. Creo que, ante la división interna que tengo, hoy me hubiera sido más cómodo faltar. Finalmente votó en contra del proyecto de Suppa.
Dejaron con la boca abierta al ala progresista del recinto las palabras de la ibarrista Alicia Caruso, especialmente cuando dijo:
–Los sectores progresistas suelen verse a sí mismos como portadores de verdades “blancas”, frente a los razonamientos “negros” de la derecha. En esta lógica, caen algunas veces en la práctica del pensamiento único que ellos mismos critican y anulan la posibilidad que da el estado de democracia para la heterogeneidad y el pensamiento crítico –afirmó, y se ganó una ovación de los grupos “pro vida” y evangélicos presentes en la tribuna.
Enríquez, en tanto, dejó en evidencia que sobre perspectiva de género conoce poco y nada: “Estas cosas hay que decirlas en blanco y negro, porque en lugar de decir que ayudar a que el chico se reconozca como varón y la niña como mujer queremos enseñarle, como plantea el dictamen de la mayoría, que el sexo cambia según la edad y las modalidades”.
Héctor Bidonde, del bloque Del Sur, contó que “yo tengo un hijo de 7 años y ya me empieza a hablar de espermatozoides. Creo que cualquier chico a esta edad pregunta estas cosas. Entonces, se plantea ‘padres o maestros’, ‘¿desde qué edad?’ No hace mucho tiempo en este mismo recinto discutíamos el Código de Contravención y había diputados que proponían que la edad de imputabilidad fuera bajada a 12 años. ¡Para eso sí hay que castigarlos y ‘meterlos en cana’, y no sacarlos más, como dice Blumberg! ¡Para eso sí la edad puede bajar! Para esto no, porque son unos querubines. ¡Cómo les van a enseñar a los alumnos de 7 u 8 años principios sexuales!”, concluyó, y se llevó un sostenido aplauso de las organizaciones de mujeres.