SOCIEDAD
El que eligió legalizarse
Sebastián puede dar su apellido: Giudice. Elige dos palabras para resumir su nueva condición de ciudadano “legal”: “libertad y derechos”. “Lo mejor es que ahora tengo libertad para viajar”, reconoce. Tiene 35 años y es cocinero de un restaurante de Madrid. Sus empleadores “no tuvieron problemas” en darle un contrato de trabajo. Cumplió todos los requisitos “y ahora espero que la policía me dé el DNI”. “Llegué al Ayuntamiento a las 6 y había una cola de cinco cuadras en medio del frío. Atendían a 200 y había una cola de 500. Pero ya está.” Su novia hizo los mismos papeles pero “todavía no le salieron”. Sebastián, además, es baterista de una banda de rock llamada Nominnes, habitué de festivales, pubs y salas de concierto. “Antes no sabía qué me iba a pasar. Ahora, la libertad me da la tranquilidad de tener todos mis derechos: tengo trabajo y derechos”.