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Odian que los asemejen a profetas bíblicos o adivinadores, pero lo que más los molesta es la confusión mediática entre tiempo y clima.
–¿Es tan flagrante la confusión?
–Sí. Mucha gente confunde tiempo y clima. Hasta hay medios que dicen “el clima hoy a la tarde va a cambiar”. Y no: el clima es el clima en 30 años, un promedio del estado de la atmósfera para lugares determinados; lo que cambia día a día es el tiempo: sol, lluvia, viento, granizo, tornados, huracanes. Y yo miro eso.
–¿Nada más?
–No... Me dedico a estudiar los fenómenos del tiempo que tienen impacto en la Argentina, como fenómenos de viento fuerte, sudestadas, precipitaciones intensas, etc. Pero no estudiar cuánto llovió sino estudiar y saber los procesos físicos que produjeron esos sistemas. La idea es entender la física de ese fluido que es la atmósfera terrestre. Así, analizando muchos sistemas, poder apuntar a una mejora del pronóstico de ese tipo de sistemas. Se dice que cuando uno entiende bien el problema uno puede hacer un buen pronóstico.
–Es como si la Tierra fuese el paciente y ustedes, los médicos.
–Exacto. Los médicos entienden qué le pasa a la persona haciéndole análisis y pruebas, y así hace un pronóstico de la evolución de la enfermedad.
–¿Tiene algún fenómeno atmosférico favorito?
–Sí, mis favoritos son los que producen el tiempo más severo, es decir, las tormentas. Otros fenómenos interesantes son los tornados, que tienen mucha recurrencia en la provincia de Buenos Aires y el sur del Litoral. Lo gracioso es que cuando hay tornados la vacas y hasta los camiones vuelan. A nosotros nos parecen extraños porque no estamos acostumbrados a vientos tan intensos, pero cuando hay tornados –como el que ocurrió en 2001 en Guernica, a menos de 100 km de Buenos Aires–, los daños son tremendos. Uno lo ve en las películas, pero hacer frente a las fuerzas de la naturaleza es verdaderamente muy duro.