SOCIEDAD › MENTIRAS QUE BUSCAN DEMOSTRAR SUPUESTAS VERDADES
Con lo falso hacia lo cierto
Por A. F.
Hay engaños que se arman no tanto para sacar provecho de ellos, sino para demostrar algo: que la gente a la que están destinados es tonta, crédula, poco rigurosa o que tiene mal gusto, entre muchas otras razones. El más famoso entre ese tipo de engaños fue el del físico Alan Sokal, quien quería poner en evidencia la falta de seriedad de algunas revistas científicas. Envió a una de ellas un pastiche titulado “Transgrediendo los límites: hacia una hermenéutica transformadora de la gravedad cuántica”, que fue publicado sin cuestionamientos. En el mismo día él sacó otro trabajo donde decía haber demostrado que se podía llegar a publicar cualquier tipo de estupidez siempre que sonara bien. Aquí siguen otros dos casos con un patrón similar:
- El libro horrible: El periodista Mike McGrady se propuso demostrar en 1969 que los niveles de gusto literario y artístico habían caído bajísimo en Estados Unidos. Para eso lanzó un experimento: producir a varias manos un libro que no tuviera virtud alguna. No debía tener un buen argumento, ni personajes interesantes, y sobre todo debía estar horriblemente escrito. El único requisito era que incluyera al menos dos escenas de sexo por capítulo. Reclutó para hacerlo a veinticuatro periodistas del Newsday, cada uno de los cuales escribió un capítulo. El libro –que trataba sobre un ama de casa que se proponía acostarse con todos los hombres del vecindario para vengarse de su marido– llevó por título Naked came the stranger (Desnuda vino la extraña) y la supuesta autora era Penelope Ash, quien fue “representada” en el lanzamiento y las entrevistas por la cuñada de McGrady. El libro tuvo un éxito enorme y sus autores reales empezaron a ganar mucho dinero, lo que les dio a algunos una cierta culpa. Finalmente decidieron sacar todo a la luz. Lejos de frenar el libro, la verdad no hizo más que aumentar las ventas y darle un nuevo cariz que hizo que muchos lo consideraran una sátira del género.
- Las buenas falsas noticias: La tragedia de Bhopal, en 1984, fue el peor accidente industrial de la historia: miles de personas murieron en esa ciudad de la India por un escape de gases tóxicos de la compañía norteamericana Union Carbide. La empresa nunca se hizo cargo de los daños producidos. Cuando se cumplían 20 años de la catástrofe, la BBC sacó al aire a Jude Finisterra, un representante de Dow Chemical (la empresa que compró Union Carbide) quien anunció que habían acordado limpiar la zona y compensar a todos los perjudicados. En los veintitrés minutos siguientes, las acciones de Dow cayeron un 4,2 por ciento. La empresa salió desesperada a aclarar que el tal Finisterra no tenía nada que ver con ellos. Finalmente se supo que el engaño había sido armado por un grupo llamado “the Yes men”, quienes habían creado un falso sitio de Internet que lucía como si fuera de Dow y emitido falsos comunicados a la espera de que alguien cayera. La intención había sido mostrar cómo Dow debería haber actuado y despertar conciencia sobre la catástrofe, casi olvidada. Cayó la BBC, que tuvo que emitir una corrección y una disculpa. Uno creería que el nombre Finisterra debió decirles algo, pero no.