PROMOCION INDUSTRIAL, MAYOR CONSUMO Y PRECIOS DE LOS TELEVISORES
“Las cuotas son claves”
Después de superar un mercado deprimido, la venta de televisores está cerca de alcanzar los mejores niveles de la década pasada.
Por Cledis Candelaresi
Grupo Radio Victoria es una de las seis empresas de electrónicos que sobreviven en Tierra del Fuego al amparo de la promoción industrial, dedicada a la producción de televisores, reproductores de videos o microondas. En el 2002, con el mercado hiperdeprimido, empezó a proyectar la comercialización de una sofisticada línea de audio y TV de pantalla plana, impensable para los argentinos del corralito y la devaluación. Su vicepresidente, Enrique Jurkowski, explica a Cash por qué esa apuesta en plena crisis fue un acierto.
¿Cómo es el mix de importación-producción?
–Somos prioritariamente fabricantes. Radio Victoria empezó hace cincuenta y siete años siendo importadora de componentes electrónicos. Pero a comienzos de los ‘60, cuando comenzó un proceso de sustitución de importaciones, la empresa se largó a producir. Desde el ‘70 celebramos alianzas estratégicas con grandes compañías del mundo como Hitachi de Japón, la coreana Goldstar, la sueca Electrolux y la norteamericana Thomson, líder en Estados Unidos con su marca RCA. En algunos casos nos suministran tecnología, en otros componentes.
Existe la idea de que cualquier empresa radicada en Tierra del Fuego es, simplemente, una armaduría.
–Cualquier industria electrónica, como la automotriz, no fabrica cada componente que utiliza. Tenemos el mismo esquema industrial y tecnológico que una empresa de televisores brasileña en Manaos o una mexicana en la frontera, o una japonesa en Japón.
¿Dónde se fabrica la mayor parte de los componentes que usan?
–Los componentes mecánicos, gabinetes o partes plásticas, en Tierra del Fuego. Pero hay muy pocos países que tienen, por ejemplo, fábricas de tubos. En Argentina no tenemos hoy fábricas de chips porque no hay mercado, no tenemos escala global. Todo eso hay que importarlo.
¿Qué les diría a quienes objetan el régimen porque tuvo un alto costo fiscal sin un rédito social proporcional?
–Yo no estoy seguro de que haya habido un alto costo. El IVA está promovido. Pero pagamos 20 por ciento de Impuestos Internos. Los sueldos en Tierra del Fuego son cuatro veces superiores a los que se pagan en el resto de la Argentina. Por lo tanto, también se cuadruplican las cargas sociales. Finalmente, esos beneficios se trasladan al precio. No es que la eximición de impuestos signifique mayor renta. La competencia achicó márgenes. Yo no creo que si no existiera el régimen se venderían más productos a menor precio. Al contrario. El mercado sería más chico. Se importaría todo, todo sería más caro, y el país estaría más desindustrializado.
En el primer semestre del año, ustedes aumentaron las ventas un 400 por ciento respecto al año anterior. ¿Qué es lo que explica la resurrección de la demanda de los electrónicos cuando aún no se recuperó el poder adquisitivo?
–En el 2002 el mercado se pulverizó: cayó al 15 por ciento de su tamaño. Se pasó de vender 1.300.000 televisores al año a sólo 200 mil. Lo que pasa es que este tipo de productos es muy elástico al ingreso. Son muy deseables pero postergables. Uno no puede prescindir de la heladera o de una estufa, pero sí de un equipo de música.
Entonces se trata de un repunte a partir de un piso muy bajo.
–Estamos en 1 millón de TV al año, es decir, aún no alcanzamos el promedio histórico de la década pasada. A la recuperación del salario de bolsillo se sumó el hecho de que dejó de censurarse el consumo: en el 2002 era un pecado pasearse con la bolsa de un shopping. La compra en cuotas es clave.
Pero los precios de los electrónicos se encarecieron tanto como el dólar, lejos de los salarios. ¿No existe el riesgo de que los productos tecnológicamente más avanzados queden limitados a un segmento muy selecto de consumidores?
–Bueno, algo de eso pasó en el 2002 y ahora se está corrigiendo paulatinamente porque los productos nuevos se van abaratando con el tiempo. Pero le aclaro que nuestros precios tuvieron un aumento inferior al de la devaluación a pesar de que en diciembre del 2002 Internos pasó de una alícuota del 7 por ciento al 20.
¿Qué impacto podría tener en el sector una eventual rebaja en la alícuota del IVA?
–Para nosotros, como productores, sería indiferente. Sí impactaría sobre el margen del comerciante. Nosotros facturamos con IVA, pero no lo tributamos. Claro que a esta altura es parte de nuestro precio. Hace 25 años, un industrial promocionado tenía una cierta utilidad más el beneficio del IVA. Pero la competencia cruel cambió los tantos y hoy necesitamos ese ingreso para sostener el negocio. El IVA es parte de nuestro margen bruto. En la década del ‘80 había veinte empresas en Tierra del Fuego y hoy sólo quedan seis. Muchas quebraron porque éste es un mercado muy competitivo.