Domingo, 20 de febrero de 2005 | Hoy
EENTREVISTA AL PRESIDENTE DE CORREO ARGENTINO
Eduardo Di Cola adelanta cuáles son los planes de la empresa estatal que el gobierno decidió que, finalmente, no será reprivatizada.
Por Fernando Krakowiak
Hace poco más de una semana el Gobierno anunció que el Correo no será, finalmente, reprivatizado. En entrevista con Cash, Eduardo Di Cola, titular de la entidad, se mostró satisfecho por los resultados obtenidos durante la gestión estatal, pero toma distancia de las visiones estatistas para desmentir las acusaciones que los liberales le formulan al Gobierno. “La discusión entre lo público y lo privado es vieja”, aseguró. Luego agregó que “no nos tiene que asustar hacernos cargo de un servicio público si el privado no cumple con su tarea, pero tampoco habría inconveniente en que se incorpore capital privado a una empresa pública.” Cuando se lo consultó sobre la conveniencia de sancionar un nuevo marco regulatorio para el sector afirmó que “a la luz de los resultados no está siendo necesario” y agregó que está de acuerdo con que las distintas dependencias públicas realicen licitación y concursos de precios para contratar el servicio postal en lugar de recurrir directamente a la empresa del Estado.
¿Por qué se decidió mantener el Correo en manos del Estado?
–En esto quiero parafrasear al propio ministro (Julio De Vido), quien dijo que, por ahora, no se pensaba reprivatizar y lo fundamentó con los resultados positivos que tuvo la gestión.
¿Esos resultados fueron sorpresivos para el Gobierno?
–No creo. Cuando se tomó la decisión de rescindir la concesión fue porque se tenía la voluntad de demostrar que se pueden lograr resultados positivos también desde la gestión del Estado y esto no se lo hace desde una perspectiva ideológica sino desde la inteligencia. En el mundo, la discusión entre lo público y lo privado es vieja. Los países que tuvieron mejores resultados que nosotros, lo que tratan es de potenciar todo lo bueno que lo público y lo privado tienen, más cuando está de por medio la prestación de un servicio público.
Si el resultado era esperado, ¿por qué recién ahora se anuncia que no se va a reprivatizar?
–Nosotros fuimos designados como administradores para llevar adelante la gestión, hay decisiones de Estado que en cuanto a sus fundamentos y oportunidad las valora el presidente Kirchner.
¿La empresa debe estar en manos del Estado porque da ganancia o porque es un servicio estratégico?
–Tal como está planteada la pregunta lleva a pensar la cuestión en una lógica de público contra privado que hay que superar. Cuando está en juego un servicio público el Estado no puede desentenderse. Las figuras jurídicas a través de las cuales se puede comprometer son varias. En este caso, se rescindió la concesión y se estatizó, pero el servicio lo podría prestar el privado con controles estrictos o asociado con el sector público. Visto desde esta perspectiva, la discusión de si debe ser público o privado pasa a ser secundaria.
Sin embargo, en el Gobierno aclaran que el del Correo es un caso puntual, como si tuvieran miedo de que los acusaran de estatistas.
–La aclaración que sale con posterioridad es de sentido común. El hecho de que nos vaya bien en el Correo no implica que todas las empresas tienen que ser públicas. Lo importante es que los argentinos tengamos claro que el Estado no se va a desentender. No nos tiene que asustar hacernos cargo de un servicio público si el privado no cumple con su tarea, pero tampoco habría inconveniente en que se incorporara capital privado a una empresa pública. A los argentinos nos fue muy mal con el Estado omnipresente de la década del ‘80, que prestaba servicios caros y mal, y con el Estado ausente de los ‘90.
Ustedes reivindican los 98,9 millones de pesos de ganancia bruta que obtuvo el Correo en manos del Estado, pero si hubieran tenido que pagar el canon de 103 millones de pesos anuales que le exigían al Grupo Macri el resultado hubiera sido deficitario.
–Canon que Macri no cumplió, motivo por el cual se produjo la rescisión. De todas maneras esta es una discusión que forma parte de una realidad del pasado que me excede. Hoy lo cierto es que el Estado presta el servicio con eficiencia y transparencia sin necesidad de recurrir al financiamiento privado ni del Tesoro.
La ganancia anunciada se explica sólo por no tener que pagar el canon.
–No olvidemos que el Estado debió hacerse cargo de la prestación del servicio en forma abrupta, frente al trauma de la rescisión y en un momento en que la ex concesionaria estaba en situación concursal. Garantizar un resultado positivo en tan sólo 14 meses creo que es sumamente auspicioso.
Al Grupo Macri se lo criticó por haber cerrado muchas sucursales del Correo que no eran rentables, pero eran fundamentales para los pueblos donde estaban instaladas, ¿cuántas sucursales volvieron a abrirse y cuántas se van a abrir?
–Durante este año la inversión será destinada a automatizar entre 60 y 70 sucursales para estar conectados online, reparar otras cuyos edificios están deteriorados e ir abriendo sucursales en algunos lugares donde han ido cerrando.
¿Cuántas sucursales abrieron desde que se hicieron cargo del servicio?
–Ninguna, pero este año pensamos abrir algunas sucursales y ampliar otras. Estamos desarrollando convenios con muchos municipios a los que les interesa potenciar su oficina postal o instalar una en el caso de que no la tengan. No nos olvidemos que en estos 14 meses de gestión debimos poner nuestra atención en enderezar un barco que estaba averiado. La estabilización de la situación nos permite ahora plantear un panorama a más largo plazo donde el desafío es crecer en los negocios que tenemos e incorporar nuevos negocios.
¿Cuánto piensan destinar a inversión durante este año?
–Tenemos prevista una inversión de 23 millones de pesos.
¿Cuántas sucursales deberían abrir para brindar un mejor servicio?
–Ahora tenemos 1200 sucursales. Por lo tanto, ya no quedan localidades de relativa envergadura que no tengan una unidad postal. Ojalá pudiéramos tener una sucursal en cada lugar del país, pero eso demanda un esfuerzo empresario que tenemos que evaluar con prudencia. En la medida en que la gestión se consolide vamos a tener posibilidades de dar mayores respuestas.
A diferencia de los privados, el Estado debería garantizar el servicio en lugares remotos, aunque eso imposibilite mantener la ganancia actual.
–Está claro que el objetivo del correo no es tener ganancia sino brindar un servicio con eficiencia y sin necesidad de recurrir al Tesoro Nacional o al endeudamiento. No debemos confundir al Estado con un barril sin fondo. Hasta ahora hemos prestado el servicio con eficiencia sin aumentar las tarifas e incluso bajando algunas tarifas internacionales.
¿Están en condiciones de garantizar el servicio universal en un mercado desregulado y competitivo como el actual?
–Nosotros hemos logrado resultados positivos con estas reglas del juego, que son las mismas que regían en el momento en que asumimos. Además estamos cumpliendo el rol de empresa testigo porque nuestra carta simple vale un tercio de lo que cuesta la carta simple de la competencia.
No es inequitativo que Correo Argentino se vea obligado a garantizar el servicio universal mientras otras empresas sólo compiten en lugares que aseguran rentabilidad sin tener que aportar a un fondo para garantizar ese servicio universal.
–Ese es un debate que no quiero dar desde la conducción de la empresa. Lo importante es que con este marco regulatorio nosotros estamos cumpliendo nuestras obligaciones con rentabilidad. En la medida en que tengamos elingenio que tiene toda actividad privada no veo por qué nosotros no vamos a crecer.
¿Usted cree que alcanza con ingenio cuando tienen la obligación de garantizar el servicio en el último pueblo del país y los privados no?
–Lo que pasa es que esa gran capilaridad que significa el sostenimiento de un costo fijo importante en lugar de debilidad hay que transformarlo en fortaleza. Eso hace que el Correo tenga posibilidades de acceder a muchos negocios a los que otros, por la falta de capilaridad, no pueden. El ingenio es incorporar al correo otros negocios.
Pero si fuera rentable tener sucursales en todos los pueblos la empresa privada las hubiera abierto y no lo hizo.
–En todas las actividades a algunos les va bien y a otros no. Las razones que explican esas diferencias son muchas. No sé cuáles pudieron ser los aciertos o errores que cometió el ex concesionario. Es algo que a mí no me corresponde analizar.
¿Piensa que es necesario un marco regulatorio para el sector?
–A la luz de los resultados no está siendo necesario.
¿Por qué sigue habiendo dependencias del Estado que utilizan correos privados en lugar del correo estatal?
–Porque es un mercado desregulado donde hay competencia y estamos sometidos a reglas de licitación y concursos de precios.
No sería mejor que el Estado, teniendo una empresa de correo propia, realizara esa tarea sin necesidad de contratar a un privado.
–Pero esas son las reglas del juego. Nosotros no tenemos privilegios. Si se hiciera lo que usted señala se estarían modificando las reglas de un mercado postal donde se han desarrollado empresas privadas que también generan puestos de trabajo.
¿No es ilógico que el Estado contrate a un tercero para prestar un servicio que podría garantizar por sí mismo?
–Es una lógica diferente. El público que contrata el servicio postal sabe que lo hace en un mercado competitivo. En definitiva se beneficia porque va a tener un servicio más barato y más eficiente. Desde la perspectiva empresaria, a todos nos gustaría que hubiera regulaciones que pudieran favorecer el desarrollo de nuestra actividad.
Pero no puede comparar una regulación que favorece a un empresario privado con una regulación a favor de una empresa estatal, que representa el bien público.
–Lo que pasa es que una buena parte de la sociedad juzga la eficiencia de la empresa pública luego de analizar si es capaz de no recurrir al auxilio del Estado, porque subsiste una memoria colectiva respecto de lo que significaron las empresas publicas ineficientes y gastadoras del pasado.
El Gobierno podría salir a dar un debate en la esfera pública aclarando que toma ciertas decisiones que benefician a la empresa pública no por una cuestión ideológica sino por una cuestión de conveniencia. La decisión de preservar las actuales reglas del juego parece tomada para no ser acusados de estatistas.
–No es una decisión tomada para no ser acusados por algún sector. Estoy convencido de que forma parte de la racionalidad porque la dependencia pública que contrate un servicio postal lo va a hacer en condiciones de mayor eficiencia y mejores costos.
• "Cuando se tomó la decisión de rescindir la concesión es porque se tenía la voluntad de demostrar que se pueden lograr resultados positivos también desde la gestión del Estado."
• "En el mundo, la discusión entre lo público y lo privado
es vieja."
• "Cuando está en juego un servicio público el Estado no puede desentenderse."
• "El hecho de que nos vaya bien en el Correo no implica que todas las empresas tienen que ser públicas."
• "Está claro que el objetivo del correo no es tener ganancia sino brindar un servicio con eficiencia."
• "Hasta ahora hemos prestado el servicio con eficiencia sin aumentar las tarifas, e incluso bajando algunas tarifas internacionales."
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