Domingo, 3 de abril de 2005 | Hoy
El Gobierno otorgó subsidios y compensaciones a empresas de colectivos, trenes, subtes, camiones, barcos y aviones por la friolera de 1295 millones de pesos durante el último año. Esa suma no surge de un análisis de la estructura de costos, sino sobre la base de declaraciones juradas de las compañías. Esa importante política de intervención del Estado en la economía está cruzada por manejos
poco transparentes y empresas privadas ineficientes.
Por Fernando Krakowiak
El Gobierno otorgó
subsidios y compensaciones a empresas de colectivos, trenes, subtes, camiones,
barcos y aviones por la friolera de 1295 millones de pesos durante el último
año. Cifra equivalente a casi el 50 por ciento de lo destinado al Plan
Jefas y Jefes de Hogar. En la mayoría de esos casos, se afirma que ese
dinero es para evitar aumentos de tarifas en el transporte público, pues
los empresarios sostienen, por ejemplo, que sin la ayuda del Estado el boleto
mínimo de colectivo debería pasar de 0,75 a 1,40 peso. Los subsidios
estatales son una herramienta útil cuando se quiere favorecer el acceso
de la población a determinados bienes y servicios, tal como lo demuestra
la experiencia de varios países europeos donde el Estado destina fuertes
sumas de dinero en el transporte público. Sin embargo, en Argentina el
monto asignado a las empresas no surge a partir de un análisis de la
estructura de costos sino en base a las necesidades explicitadas por las compañías
en sus declaraciones juradas y es acompañado por serias deficiencias
de control por parte del Estado, como quedó demostrado en el caso Southern
Winds.
Un informe reciente de la Defensoría del Pueblo de la Nación sostiene
que los servicios de trenes y colectivos subsidiados continúan siendo
ineficientes debido a la falta de mantenimiento, equipamiento obsoleto, incumplimiento
en las frecuencias, inseguridad, falta de limpieza e insuficiencia de personal
capacitado. Las deficiencias en la prestación refuerzan los cuestionamientos
hacia la política implementada por el Gobierno. Además, en algunos
casos el aporte del Estado a través de subsidios en efectivo, gasoil
y obras de infraestructura es tan alto que no queda claro por qué la
gestión sigue siendo privada.
La mayoría de los subsidios se distribuyen a través del Sistema
de Infraestructura de Transporte (SIT). Un fideicomiso creado en 2001, con dinero
proveniente de una tasa aplicada al gasoil, para el desarrollo de obras de infraestructura
vial que fue mutando al crearse en su interior un conjunto de subfondos destinados
a compensar al transporte e identificados con una serie de jeroglíficos
como Sitrans, Sistau, Sifer, Siscota y Sisvial (ver aparte).
Durante 2004, el Sistema distribuyó 841 millones de pesos (57,5 por ciento
del fondo) en subsidios. Además, las empresas recibieron gasoil a un
precio diferencial de 0,85 centavos. Según la Secretaría de Transporte,
en 2004 se otorgaron 860 millones de litros. Por lo tanto, el dinero aportado
por el Estado para cubrir la brecha entre el precio diferencial y el de mercado
(cerca de 1,30 peso) alcanzó los 387 millones de pesos, lo que eleva
el subsidio a casi 1300 millones de pesos.
Ese cálculo es conservador porque no contabiliza el impacto que tuvo
la flexibilización de las normas regulatorias ni las inversiones millonarias
del Estado en obras de infraestructura que operan como un subsidio indirecto.
Así se elevaría el monto total de la ayuda por encima de los 2000
millones de pesos anuales.
Adrián Pérez, diputado del ARI, afirmó a Cash que la
intrincada normativa que rige el fondo a través del cual se distribuyen
la mayoría de los subsidios llevó a desconocer el origen para
el cual fue creado y, a su vez, dificulta cualquier tipo de control sobre los
recursos públicos. El diputado socialista Ariel Basteiro también
cuestionó la administración del SIT a través de una denuncia
presentada a la Oficina Anticorrupción el 18 de marzo donde señala
que el sistema por el cual se construye la fórmula que justifica
los montos entregados a las empresas prestatarias del servicio de transporte
es confuso, complicado y permisivo de ilícitos. Basteiro aseguró
a Cash que con parte de ese dinero se nutren las cajas políticas
que tiene este gobierno para financiar campañas partidarias.A continuación
se ofrece un detalle de las ventajas obtenidas por las empresas de transporte
en cada sector.
n Ferrocarriles. Los trenes urbanos recibieron durante 2004 un subsidio operativo
para la explotación del servicio de 228 millones de pesos, que contempla
la posibilidad de ser actualizado ante incrementos en los costos, y 41 millones
de litros de gasoil a precio diferencial (18,6 millones de pesos). Además
son beneficiadas por la vigencia de la Emergencia Ferroviaria decretada
en 2002, pese a que desde entonces la cantidad de pasajeros que pagan boleto
subió de 357 a 395 millones por año (10,7 por ciento).
El decreto de emergencia estableció que cada concesionario debía
presentar, ante la Secretaría de Transporte, un plan para garantizar
la continuidad del servicio durante la crisis. Así fue como se autorizó
la reducción de las frecuencias en un 25 por ciento, la implementación
de un reglamento de penalidades menos estricto y la fijación de un programa
de obras de infraestructura a ser financiadas por el Estado.
Entre las obras indispensables se incluyó la remodelación
de estaciones y la reconstrucción de vagones. Sin embargo, el fiscal
nacional de Investigaciones Administrativas, Manuel Garrido, sostuvo en un dictamen
emitido en febrero, donde denuncia ilícitos en la contratación
de obras para Ferrovías, que parte de los trabajos que se encubren
bajo el concepto de reconversión/modernización (...)
en realidad implican trabajos de mantenimiento que debían ser absorbidos
por el concesionario de acuerdo a los términos del contrato de concesión.
Eso significa que, además del dinero destinado a subsidios, el Estado
invirtió recursos provenientes del presupuesto nacional haciéndose
cargo de obras que no le corresponden y que después son explotadas comercialmente
por el concesionario.
Elido Veschi, secretario general de la Asociación del Personal de Dirección
de Ferrocarriles Argentinos (Apdfa) señaló a Cash que la
suma de los subsidios y el dinero que recaudan las empresas por venta de pasajes
da un ingreso de 30 pesos por tren kilómetro, pero el costo de referencia
es de 15 pesos el tren kilómetro. Por lo tanto, el margen de los concesionarios
es altísimo. Veschi agrega que eso fue posible porque el
actual gobierno profundizó lo peor del modelo menemista, pese a haber
reconocido que durante la década del 90 el ferrocarril fue destruido.
n Colectivos. Las empresas recibieron 498,7 millones de pesos en subsidios en
efectivo durante 2004, gasoil a precio diferencial y rebajas de 100 por ciento
en los peajes. Para distribuir el subsidio se elaboró un coeficiente
donde los ingresos brutos pesan más que los kilómetros recorridos,
por lo que las empresas más beneficiadas son las que manejan los mejores
recorridos. Además, se flexibilizó por decreto el cronograma de
renovación del parque automotor, lo que le permitió a los colectiveros
ahorrarse varios cientos de millones de pesos. En 1998 se prorrogó por
tres años la continuidad operativa de unidades con diez años de
antigüedad. Luego las prórrogas se fueron autorizando cada seis
meses en base a revisiones técnicas especiales y en diciembre de 2004
el secretario de Transporte, Ricardo Jaime, extendió el plazo de renovación
de los colectivos hasta 15 años al autorizar a los modelos 1991 a seguir
circulando. Así se postergó también la incorporación
de unidades adaptadas para discapacitados.
Un informe reciente de la Auditoría General de la Nación señala
que apenas el 12 por ciento de las unidades urbanas y semiurbanas están
adaptadas, pese a que, según la reglamentación de la ley de transporte
público accesible, ya debería estar cubierto el 100 por ciento
del parque. La Auditoría destaca que las resoluciones dictadas por la
Secretaría de Transporte propiciaron el incumplimiento de la normativa
nacional referida a la incorporación de unidades adaptadas desvirtuando
el mandatodel legislador que ordenó garantizar la accesibilidad con autonomía
y seguridad de las personas con movilidad y/o comunicación reducida.
Además, la ley de emergencia vigente para el sector autorizó a
reducir las frecuencias entre 15 y 30 por ciento. Mientras que en el caso de
los servicios nocturnos, muchas empresas directamente interrumpen la prestación,
aprovechando la pasividad de la Comisión Nacional de Regulación
del Transporte.
n Camiones, barcos y corredores viales. Las empresas de camiones recibieron
durante 2004 un subsidio a través del Régimen de Fomento de Profesionalización
del Transporte de Cargas (Refop) para compensar el 100 por ciento de los aportes
patronales que pagan las compañías y fomentar acciones destinadas
a la profesionalización del sector. Para acceder a los beneficios,
las compañías deben estar al día con las contribuciones
a la obra social que maneja Hugo Moyano, otro de los beneficiados con la iniciativa.
Además, los empresarios obtuvieron un subsidio para favorecer aspectos
vinculados a la transformación del sistema de transporte de cargas
(implementación del Registro Unico del Transporte Automotor). En total,
el sector recibió cerca de 75 millones de pesos, a lo que hay que sumarle
el gasoil a precio subsidiado y las rebajas en los peajes que llegan al 90 por
ciento.
En el caso del transporte marítimo de pasajeros se otorga gasoil subsidiado
(1,6 millón de litros).
Mientras que con los corredores viales, lo que hace el Estado es compensar las
rebajas que otorga a camiones y a colectivos a través de dos partidas
diferentes, incluidas en el fondo fiduciario, que en total sumaron 46,5 millones
de pesos.
Los subsidios son la vía que implementan los países desarrollados
para que el transporte público y de carga sea eficaz y genere una riqueza
social para beneficio de la población. En Argentina, por cierto, esa
característica principal de esa valiosa política de intervención
del Estado en la economía está cruzada por manejos poco transparentes
y sospechada de financiar a ineficientes empresas privadas.
FONDO FIDUCIARIO
DE TRANSPORTE Los subsidios y compensaciones surgen de un fondo fiduciario creado por el gobierno de Fernando de la Rúa para financiar obras viales, que obtiene sus recursos de una tasa aplicada al gasoil. En sus comienzos, el 80 por ciento de los recursos del fondo se destinaba a obras viales y a compensaciones a los corredores viales a través del Sistema Vial Integrado (Sisvial) y un 20 por ciento a subsidios ferroviarios vía el Sistema Ferroviario Integrado (Sifer). En abril de 2002, el ex presidente Eduardo Duhalde aumentó los recursos del fondo al transformar la tasa al gasoil de un monto fijo (0,05 centavos por litro) a uno variable (18,5 por ciento del precio libre de impuestos) y elevó el monto destinado a subsidios al 40 por ciento al incluir entre los beneficiarios a las empresas de colectivos y de transporte de carga creando el Sistema Integrado de Transporte Automotor (Sistau), el cual contempla en su interior los subsidios para colectivos (Sistau Pasajeros), para camiones (Sistau Cargas y Refop) y para empresas en emergencia (Sistau Emergencia). A su vez, el Sistau integra junto al Sifer, el Sistema Integrado de Transporte Terrestre (Sitrans). La siguiente modificación la introdujo Néstor Kirchner en 2003 al incorporar al patrimonio del fondo la totalidad de los ingresos provenientes de los contratos de concesión de los corredores de la red vial nacional. La última modificación se introdujo en marzo de 2004cuando se elevó el monto de subsidios al 50 por ciento al otorgar nuevas compensaciones a los concesionarios viales por la rebaja de peajes a través del flamante Sistema de Compensaciones al Transporte (Siscota). Todos los jeroglíficos conforman el Sistema Integrado de Transporte (SIT). |
Tres especialistas opinan sobre la política oficial de subsidios al transporte
MARTIN HOUREST Es una dádiva
al capital |
SANTIAGO URBIZTONDO Son subsidios
a los usuarios |
ARIEL BASTEIRO Se
financian campañas partidarias |
COMO
SE DISTRIBUYE LA CAJA
monto transferido a empresas de transporte, 2004 |
|
Sistema Integrado de Transporte Automotor (Colectivos) |
498.758.839
|
Sistema Ferroviario Integrado (Trenes urbanos y subtes) |
228.205.311
|
Sistau Emergencia (colectivos en crisis) y Refop (camiones) |
44.504.405
|
Compensación Concesiones Viales (incluidas en Sisvial) |
38.487.356
|
Sistau Cargas (Camiones) |
23.404.250
|
Sistema de Compensaciones al Transporte (Siscota) |
8.039.298
|
Gasoil diferencial para trenes, barcos, colectivos y camiones (a) |
387.070.200
|
Lafsa-Southern Winds |
67.000.000
|
TOTAL |
1.295.469.659
|
(a)
La cifra surge de multiplicar los 860 millones de litros de gasoil otorgados
por el Gobierno por 0,45 centavos (diferencia entre el precio del gasoil
subsidiado y el precio promedio de mercado).
Fuente: Ucofin |
El Gobierno otorgó subsidios y compensaciones a empresas de colectivos, trenes, subtes, camiones, barcos y aviones por la friolera de 1295 millones de pesos durante el último año.
En la mayoría de esos casos se afirma que ese dinero es para evitar aumentos de tarifas.
Por ejemplo, sin la ayuda del Estado, el boleto mínimo de colectivo debería pasar de 0,75 a 1,40 peso.
El monto asignado a las empresas no surge a partir de un análisis de la estructura de costos sino en base a las necesidades explicitadas por las compañías en declaraciones juradas.
Existen serias deficiencias del control por parte del Estado, como quedó demostrado en el caso Southern Winds.
El aporte del Estado a través de subsidios en efectivo, gasoil y obras de infraestructura es tan alto que no queda claro por qué la gestión sigue siendo privada.
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