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¿Cree que el Plan Jefes y Jefas de Familia es un programa eficaz?
–Es insuficiente. Frente a la situación actual, hacen falta programas masivos, que vuelquen una fuerte cantidad de recursos destinados al consumo. Creo que son necesarios programas preventivos, que debieran privilegiar universalmente formas más racionales de asignación de recursos. Además, deben ser más estables y perdurables, frente a un problema estructural y no tan coyuntural. El plan actual tiene una vigencia de tres meses prorrogables, que deja en la incertidumbre a las familias.
¿Qué modificaciones sugiere?
–Una asistencia universal para los niños y para los ancianos sin cobertura, deberían ser dos pilares centrales del programa social. En todo caso, complementado con un programa de asistencia más focalizado sobre los desempleados y la pobreza remanente. Sería una forma más estructural, menos clientelista y más preventiva.
El programa actual es el menos clientelista de los últimos años, porque se entrega a todos los que están en la misma situación.
–Sí, pero los jefes y jefas de familia son más que los alcanzados con la cobertura y además hay desocupados que no tienen hijos, pero tienen hambre. Por otra parte, el mecanismo no está fundado en una situación de derecho y a habido permanentes cuestionamientos acerca de quiénes están incluidos y quiénes dejan de estarlo.
¿Cómo se financia un plan como el que propone?
–Con una profunda reforma fiscal que grave a los que más tienen y una eficiente reasignación de recursos.