FINANZAS > LA MONEDA EUROPEA COMO NUEVO REFUGIO
La baja de tasas en Estados Unidos provocó una estampida hacia la moneda comunitaria. En la plaza local ya subió 63 centavos en el mes. Los capitales especulativos buscan una ganancia rápida.
› Por Cristian Carrillo
El refugio de los inversores ahora está al otro lado del Atlántico. Los capitales a la caza de algún rendimiento positivo encontraron en el euro una alternativa a ese abrigo que ya no ofrece el dólar, al menos hasta que se termine de aclarar la situación económica en el Viejo Continente. La decisión de la Reserva Federal de recortar a cero la tasa de interés rectora del sistema financiero estadounidense provocó una corrida hacia la moneda común europea y una apreciación en esta última de 7 por ciento en cuatro días. En la plaza local la escalada se replicó en igual magnitud y en lo que va del mes ya lleva ganados 63 centavos. Los especialistas apuntan a varios fenómenos que explicarán el comportamiento cambiario en los próximos días, pero la constante búsqueda de ganancias rápidas es la que mejor parece ajustarse.
Uno de los preceptos más tempranos en economía sostiene que el mercado financiero ajusta más rápido que el de bienes. Y precisamente la medida que la administración Bush lanzó para reactivar la economía no quedó ajena a esa premisa. Si bien el recorte de tasas busca incentivar el consumo –desincentivando el ahorro– y facilitar el crédito, y con ello reactivar la actividad, el movimiento en los flujos de capitales da su batalla y amenaza con congelar la escasa inversión productiva en la economía más grande del planeta. La mayor preocupación de la Casa Blanca, si no funciona este último manotazo de ahogado, es que habrá desperdiciado una herramienta vital de política monetaria.
La reducción en el costo del dinero en Estados Unidos –descontada hace días por el mercado– comenzó desde el inicio de la semana a marcar el camino de fuga hacia la moneda de los quince países que conforman la Eurozona. Pero no fue hasta su anuncio que estalló la escalada. La divisa registró el miércoles pasado el mayor salto de su historia, de casi diez años, ante el dólar: cinco centavos y medio. No sólo se acercó a una cotización de 1,50 dólares, sino también a casi una paridad de uno a uno con la libra esterlina; en este último caso ante la especulación de que el Banco de Inglaterra emule a la Fed y recorte también su tasa.
El euro volvió así a convertirse en la moneda mimada de los operadores y se posicionó en terreno que no exploraba desde julio último, con la quiebra del primer banco de inversión estadounidense, el Lehman Brothers. El viernes finalizó con una toma de ganancias que lo alojó en 1,397 dólares, frente a los 1,269 de principios de diciembre.
En el mercado local la moneda comunitaria tuvo también un movimiento por demás brusco. El euro en la city porteña ganó 25 centavos en esta última semana y un 14 por ciento en lo que va del mes. “Hay una demanda extra de algunos inversores puntuales que buscan diversificar cartera, pero es mínima. Acá sucede con el euro lo que ocurre con el dólar en Brasil, el ahorrista no sale corriendo detrás por una variación en la cotización. Todavía tiene mucha reticencia al euro”, explicó a Cash el responsable de la mesa de cambios de un importante banco del microcentro.
La suba se vio además impactada por un dólar quieto, sostenido por un Banco Central que ahora compra para equilibrar el mercado. Acá también la decisión de Ben Bernanke (titular de la Fed) tuvo su papel coestelar. En el corto plazo los commodities en general y los granos en particular seguirán experimentando una alta volatilidad, pero todo indica que en algún momento los capitales que hoy están inmovilizados en títulos del Tesoro estadounidense saldrán a buscar retornos. Es ahí que el inversor acecha los cientos de miles de millones de dólares que emitió la Reserva en megarrescates y sueña con que se inviertan en deuda emergente o en algo productivo.
Los exportadores locales, por su parte, especulan que ese flujo tendrá como destino las materias primas, con el objetivo de nivelar la “exagerada” caída que se registró a partir de agosto pasado. Esta idea es la que explica en parte la suba en los granos que siguió al anuncio del miércoles. Con precios un poco más tentadores para los agroproductores, comenzaron con la liquidación de dólares en la plaza y arrastraron a la baja al dólar. Esto le permitió al Central recuperar de hasta 230 millones de dólares en reservas en una jornada y mantener la divisa estadounidense en 3,43 pesos.
¿Hasta cuándo durará este escenario? Hasta que los inversores descubran que la economía europea está tan dañada como la estadounidense y que entonces ya no quedan lugares para esconderse.
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