OPINION: CRITICA DEL FMI A LA CLASE POLITICA ARGENTINA
La Atlántida y la memoria
Por Oscar R. Nocetti
Presidente de la Cooperativa
Popular de Electricidad Obras
y Servicios Públicos
de Santa Rosa Ltda.
La economía argentina se ha convertido en la Nueva Atlántida. Todos opinan y escriben sobre ella y hasta ahora ninguno acierta con el rumbo.
Es ilustrativo atender a la salmodia de los voceros del FMI, pues pareciera que estuvieran descubriendo el continente perdido. Horst Koehler ha criticado duramente a la clase política argentina por su falta de “autoridad y competencia”, como si hubiese alguna novedad en ello. Salvo singulares excepciones siempre fue así. Desde los albores de nuestra conformación como Nación, la improvisación y la ineptitud han sido caracteres destacados de nuestros máximos funcionarios. ¿Un ejemplo? Pues ahí va.
En una Memoria leída en la Junta de Gobierno el 15 de junio de 1796, Manuel Belgrano coteja la administración del Río de la Plata con la del Viejo Continente y como novedad señala: “Recórrase toda la Europa culta, y encontraremos todos los políticos empleados en el estudio más útil a sus Estados, formando proyectos adecuados a las experiencias que continuamente se están haciendo; escribiendo memorias útiles sobre los asuntos que anualmente se proponen...”.
En gran parte, gracias a esa falta de “autoridad y competencia” que Koehler señala es que pudieron firmarse acuerdos tan lesivos al interés nacional. Justamente lo que hoy reclamamos es una nueva dirigencia política que haga exactamente lo que ya entonces Belgrano pedía que se hiciese.
Cualquiera que haya recorrido los procelosos senderos de nuestra historia sabe que la corrupción ha sido una constante. Nunca fuimos de sobresalir en aquello de honrar la vida humana, cumplir compromisos económicos y respetar los derechos de propiedad.
Los del Fondo Monetario saben muy bien que no es precisamente nuestro fuerte cumplir lo que firmamos. ¿O acaso desconocen que desde 1958 y hasta 1998 establecimos con ellos trece acuerdos y sólo cumplimos en tres ocasiones? En 1960, 1963 y en el lapso 1992-1996.
Si volvemos otra vez la mirada a nuestra historia encontraremos innumerables ejemplos de nuestros procederes. Hasta un súbdito británico se asombraba de nuestra catadura. En 1870, Ernst William White arriba a Buenos Aires y en 1881 publica en Londres (Cameos from the Silver-Land or...) sus impresiones sobre nuestra sociedad, en especial la de Buenos Aires: “Moral y políticamente los bonaerenses tienen mucho que aprender: la inviolabilidad de una promesa, el carácter sagrado de la vida y de la propiedad son lecciones todavía no asimiladas, mientras que, por lo que respecta a la sociedad, ésta yace sobre las arenas movedizas de una preocupante dilación; las obligaciones de hoy se cargan sobre los hombros del mañana...”.
¿Tanto hemos cambiado como para que el FMI se escandalice?