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Por Susana Diaz

En los últimos años se registró en la región de Cuyo un importante ingreso de capitales extranjeros que concentraron sus inversiones en la producción vitivinícola. En línea con las transformaciones producidas tanto en la demanda interna como en la de exportación, los nuevos aportes de capital fueron destinados a la elaboración de vinos de alta calidad. De acuerdo a un estudio del Instituto Nacional de Vitivinicultura al que accedió Cash, el 62 por ciento de las uvas de la última cosecha correspondieron a varietales finos, lo que ratifica el proceso de reconversión de los viñedos hacia los llamados “cepajes nobles”.
Los datos del INV mostraron que, en el caso de los cepajes destinados a vinos tintos, entre 1999 y 2002 el cabernet sauvignon duplicó su producción, que el malbec aumentó en un 54 por ciento, las bonardas un 16 y que las syrah un 137 por ciento. En las blancas, que en general disminuyeron progresivamente su producción a favor de las tintas, la chardonnay evidenció un notable crecimiento de casi un 41 por ciento.
Como era de esperar por la buena calidad y bajos costos relativos de la producción local, las nuevas condiciones cambiarias significaron un importante incentivo para canalizar a mercados del exterior el exceso de oferta generado por la caída de la demanda interna, en especial en la producción de calidad mediana. Pero durante la primera mitad del año –al igual que sucedió en otros sectores de la economía– las exportaciones vitivinícolas no parecieron responder a los estímulos del dólar caro y registraron una caída respecto de igual período de 2001. El argumento de los bodegueros, similar al de otros empresarios locales, fue que debían pagar todos sus insumos al contado y en dólares, mientras que la operación de exportación demandaba entre 4 y 6 meses.
Sin embargo, los números de agosto marcaron un cambio significativo. En la comparación interanual el aumento de las exportaciones mostraron un crecimiento cercano al 50 por ciento. Fuentes de la Bolsa de Comercio de Mendoza consultadas por Cash, estimaron que 2002 terminará con un incremento de las ventas al exterior de entre un 15 y un 18 por ciento. Las mayores cantidades exportadas se verán beneficiadas además con un aumento de los precios en dólares conseguidos. Si bien no son pocos los exportadores que alzan sus voces contra las retenciones, cabe recordar que los vinos continúan beneficiados por reintegros, lo que sumado redunda en un efecto fiscal neutro.