EL BAúL DE MANUEL
Baúl I y II
Por Manuel Fernández López
INFLACION
El sistema económico en que estamos inmersos funciona a base de empresas particulares que, por un lado, generan los productos y servicios (Oferta) requeridos por los habitantes, y por otro proporcionan los empleos requeridos para producir esos bienes, empleos que reparten sueldos y salarios que permiten a los habitantes adquirir (Demanda) los bienes que ellos mismos producen. Uno de los problemas económicos es que la Oferta es menor que la Demanda, para cada uno de los bienes. Por lo tanto, es necesario de algún modo prorratear los bienes que se producen, entre aquellos que los requieren, y el modo usual es fijarles un precio. Aun si la Oferta fuese igual o mayor que la Demanda, y fuera posible entregarle a cada uno todo lo que pidiese, algún pago debería exigírsele a fin de cubrir los costes de producción. Como la Oferta, pues, no es ilimitada, la restricción a la Demanda opera a través del ingreso de los consumidores, quienes ven así limitada la satisfacción de sus necesidades y fantasías por una doble barrera: el precio de los bienes, que nunca es cero, y su propio ingreso, que nunca es infinito. Sus necesidades y deseos chocan contra esos “obstáculos”, como les llamaba Pareto. ¿Cómo reacciona la demanda ante aumentos de los precios de los bienes que compra? En economía, todo depende. Los precios pueden subir en proporciones muy distintas; es muy variable lo que importa a cada cuál cada bien que consume; y es variable también la posibilidad de reemplazar un bien por otro. En la mayoría de los casos, aumentos de precios e ingresos congelados, significan que aun gastando todo el ingreso es necesario restringir los consumos. Algunos podrán restringirse más que otros: puede gastarse menos en indumentaria, pero es difícil comprimir el gasto en alimentos. Otros no tienen reemplazante o sucedáneo: ¿cómo vivir hoy sin servicios de luz eléctrica, gas o agua? Otros, finalmente, deberán reemplazarse por bienes de inferior calidad: alquilar un ambiente en lugar de un dos-ambientes, nafta súper por nafta común, aceite envasado por aceite suelto; cierta ropa puede usarse más tiempo, lo que equivale a vestir cada día una prenda de calidad decreciente. Ya sea por consumir menos de los mismos bienes o por deterioro de la calidad de lo que se consume, una elevación de los precios, con ingresos congelados, hace caer el nivel y la calidad de vida de la población en general.
EXPERIMENTOS
Este miércoles 9 se dieron los Premios Nobel en economía a un psicólogo (Kahneman) y a un ingeniero eléctrico con posgrado en Economía (Smith). El segundo, Vernon L. Smith. oriundo de Kansas, es hoy director del Centro Interdisciplinario de Ciencia Experimental en la Universidad George Mason, en los EE.UU. El motivo del premio se remonta a 1956, cuando Smith, luego de doctorarse en Harvard, inició sus “experimentos económicos”, sometiendo a prueba conceptos económicos y teorías, bajo condiciones controladas. El tema preferido de Smith ha sido el funcionamiento de los mercados: “los mercados y cómo funcionan constituyen el núcleo de cualquier sistema económico”. La maravilla de los mercados, según Smith, es alcanzar el “equilibrio competitivo”, es decir, “aquel precio y su correspondiente cantidad que vacían el mercado”, es decir, que hacen que a ese precio oferentes y demandantes se vayan a sus casas contentos y felices, unos con dinero y otros con cantidades de un bien. Para demostrar que la maravilla podía ser obtenida como experimento bajo control, Smith reunió a sus alumnos, les asignó aleatoriamente el papel de oferente y demandante, fijó un máximo y un mínimo al precio, les proveyó una mínima información, y los puso a negociar, obteniendo como resultado que los participantes convergían a un “equilibrio competitivo”. Los alumnos provenían de carreras de ingeniería, es decir, nada lentos. Nunca se aclaró si los estudiantes ya sabían qué resultado esperaba Smith, pero rápidamenteconvergieron a ese resultado, que hizo feliz al profesor y a los conejillos les permitió salir rápido de la clase, con la satisfacción de la tarea cumplida. Smith no se cansó de repetir que su madre era socialista, y que el fin de su experimento era estudiar las ineficiencias del mercado, aunque sorprendentemente obtuvo el resultado contrario, el único que podría admitir una universidad americana. En 1956 publicó sus resultados en Journal of Political Economy, revista económica de la Universidad de Chicago, en el artículo “An Experimental Study of Market Behavior”. Siguió experimentando y dos décadas después publicó “Microeconomic Systems as an Experimental Science”, en American Economic Review (1982). Una colección de sus trabajos fue publicada en 1991 como Papers in Experimental Economics y una segunda en Bargaining and Market Behavior (2000).