Domingo, 24 de enero de 2016 | Hoy
CONTEXTO EXTERNO DESFAVORABLE PARA LA REGIóN
La coyuntura de la economía mundial hace cada vez más necesaria la nueva arquitectura financiera regional, en la cual el Banco del Sur sería una institución clave.
Por Andrés Arauz *
América latina tiene depositados un billón de dólares líquidos en el resto del mundo. Es decir, más de un millón de millones de dólares estadounidenses. Por otro lado, la región está sedienta de dólares, sea como préstamos de organismos multilaterales o como inversión extranjera directa de las transnacionales. Estas cifras representan la más grande paradoja de la vieja arquitectura financiera. Es una coyuntura que hace cada vez más necesaria la nueva arquitectura financiera. Si los países miembros del Banco del Sur lo hubiesen implementado hace años, incluso hace un año, no enfrentarían las complicadas coyunturas macroeconómicas con implicaciones geopolíticas que enfrentan hoy.
Los países de la región han tenido que ceder ante presiones del Banco Mundial para pagar indemnizaciones ilegítimas por arbitrajes de inversión, temen sentencias judiciales de Estados Unidos respecto a más arbitrajes de inversión y a fondos buitre. La voz del FMI empieza a sonar con arcaica altisonancia nuevamente en la región.
Los países de la región impulsaron fuertes políticas de inversión pública y desarrollo endógeno, pero ahora enfrentan presiones sobre sus reservas internacionales y han tenido que acudir a políticas de restricción de importaciones y al movimiento de capitales. Es previsible el impacto en la economía real.
Otros países se han escudado en la carrera devaluatoria por el fin del ciclo de los precios altos de los commodities. Con el aumento en el nivel de poder adquisitivo y propensión al consumo importado de la población sudamericana, la salida de divisas aumentará, ejerciendo presión sobre las reservas. Esta presión no será aliviada dada la reprimarización de la exportación (soja, hidrocarburos, minerales) y la disminución de precios.
Estas coyunturas y la crítica situación global hace cada vez más urgente retornar la agenda de la Nueva Arquitectura Financiera Regional. En lo inmediato, no es necesaria la construcción jurídica de todos los pilares, pues con acciones específicas y pragmáticas, se pueden lograr avances tangibles.
Mientras el mundo abandonó posiciones ortodoxas y está viviendo transformaciones radicales, en Sudamérica todavía se cree el cuento de la vieja arquitectura financiera a pesar de que ya pasaron nueve años desde el acta fundacional del Banco del Sur. El FMI promueve el control de capitales, el perdón de la deuda, la inclusión del Renmibi en la canasta del DEG. La Unión Europea formalmente declara al Ciadi y sus árbitros como ilegítimos y propone transformar los arbitrajes de inversión a una corte designada por Estados. Los Brics lanzaron la nueva arquitectura financiera global y comenzarán a prestarse en monedas nacionales. El Banco Asiático de Inversión en Infraestructura está en pie y se plantea proyectos magníficos que cambiarán el mundo. Los swaps bilaterales de monedas son la práctica común entre bancos centrales.
Los países miembros del Banco del Sur deben estar a la altura de la historia, superar posiciones erráticas de mandos medios y resolver la operativización del Banco con el nombramiento de las respectivas autoridades y con los aportes de capital (apenas 200 millones de dólares colectivamente en el primer año). Esto puede resolverse en días. Inmediatamente, deben transitoriamente subcontratar el proceso de colocación a un banco de desarrollo regional o a un banco de desarrollo nacional. Esto puede ejecutarse en dos meses.
Este alivio fiscal/externo debe ser absolutamente consciente en términos geopolíticos y brindar mayor margen de acción a los gobiernos de nuestros países. Los créditos intra-regionales dinamizarán el comercio y la inversión, como bien lo conocen las empresas brasileñas y argentinas. Proyectos regionales hay suficientes y hay muchos estudios aún por contratarse que parten del portafolio del Cosiplan de Unasur.
El Fondo del Sur es otra urgencia y se puede establecer ágilmente mediante un fideicomiso internacional administrado por el Banco del Sur, como lo establece su Convenio Constitutivo (artículo 3.1.6). El fideicomiso internacional no requiere un esquema jurídico complicado y puede tener reglas hechas a la medida según las necesidades y políticas de los bancos centrales de los países (calificación de riesgo). El Banco del Sur deberá poder debitar automáticamente los pagos de los préstamos, de las cuentas en el fideicomiso. Considerando que apenas 5 por ciento de los recursos que América latina tiene invertido en el resto del mundo se depositen en el Fondo del Sur, se sumarán activos de 50 mil millones de dólares.
Estos fideicomisos no son nada raros para organismos financieros supra-nacionales. El Banco Europeo de Inversiones (banco público de desarrollo regional) administra una variedad de fideicomisos, por mandato de la Unión Europea, incluyendo a la Facilidad de Estabilidad Financiera Europea. También el Fondo Latinoamericano de Reservas (FLAR) administra fideicomisos con mandatos específicos (artículo 8 del Convenio Constitutivo). Este fideicomiso puede establecerse en dos meses luego de la designación de las autoridades del Banco del Sur.
Una parte de los recursos (20 por ciento) del fideicomiso internacional Fondo del Sur debe ser invertida a plazo en el propio Banco del Sur. Otra parte de los recursos (20 por ciento adicional) puede, y debe, depositarse en instituciones supra-nacionales (FLAR, BCIE, CAF, Fonplata, Banco del ALBA) o en instituciones nacionales de la región (bancos centrales, bancos públicos, bancos comerciales de propiedad estatal y certificados de tesorería de los fiscos). Todas estas inversiones serán sin condicionalidad alguna, de libre disponibilidad pues se manejan como tesorería del fondo, no como colocación crediticia. Con estos recursos, se puede potenciar el reciclaje de la liquidez de la región en la misma región. Serían 10 mil millones de dólares frescos para el Banco del Sur y otros 10 mil millones de dólares para la región. Los 30 mil millones de dólares restantes podrían todavía seguir criterios “ortodoxos, conservadores y prudentes”, mientras se desarrollen los mercados secundarios regionales. Esto demoraría cuatro meses desde la creación del Fondo.
Después de la apertura de las cuentas de los bancos centrales en el Fondo del Sur, se debe reducir la salida de divisas para transacciones comerciales intraregionales. Finalmente, el Fondo del Sur puede ser actualizado para definir una nueva unidad de cuenta (no física): que puede ser existente como el sucre, el peso andino, el derecho especial de giro o uno nuevo, como el peso del sur.
Los elementos técnicos están resueltos. Lo que necesitamos es la voluntad política de los gobiernos de los países miembros del Banco del Sur, que, afortunadamente, la van a tener que encontrar en un período crítico de la economía global cuando los Jefes de Estado compartan experiencias comunes el 27 y 28 de enero en la Cumbre de Celac, en Quito.
* Economista ecuatoriano, es ministro coordinador de Conocimiento y Talento Humano.
Agencia Latinoamericana de Información
internacional
-Los países miembros del Banco del Sur deben estar a la altura de la historia y superar posiciones erráticas de mandos medios.
-Resolver la operativización del Banco con el nombramiento de las respectivas autoridades.
-También definir los aportes de capital de apenas 200 millones de dólares colectivamente en el primer año.
-El Fondo del Sur es otra urgencia y se puede establecer ágilmente mediante un fideicomiso internacional administrado por el Banco del Sur.
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.