Domingo, 24 de enero de 2016 | Hoy
CONTABILIDAD FISCAL CREATIVA DE PRAT-GAY
Por Andrés Asiain
Hace unos días, el ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat-Gay, anunció las metas del gobierno de Mauricio Macri en materia fiscal. Tras alusiones a la “pesada herencia” que deja el déficit “más alto de los últimos 30 años”, anunció ajustes en los subsidios, el despido de empleados públicos considerados “ñoquis y militantes” y el “reordenamiento del gasto”. Para llegar al déficit “más grande de los últimos 30 años”, el ex JP Morgan utilizó una creativa contabilidad fiscal. El resultado de las cuentas públicas estimado para el 2015 de acuerdo a las metodologías tradicionales, indica que los gastos superan a los ingresos en un valor similar al de 4,8 puntos porcentuales del valor de la producción. Si a esos gastos se le descuenta el pago de intereses de deudas, se llega al déficit fiscal primario que cerraría en 2,3 puntos del Producto. Ese número fue incrementado por el ministro mediante la eliminación dentro de los recursos públicos del Estado de los recursos “truchos” del Banco Central y de la Anses, la incorporación dentro de los gastos de una deuda flotante, y el costo fiscal de la eliminación de retenciones, reducción del Impuesto a las Ganancias y beneficios fiscales para jubilados y perceptores de la AUH tomados por la actual gestión. De esa manera, llega a un déficit fiscal primario del orden del 7,1 por ciento del Producto. Comenzando por los recursos “truchos” del Central, la transferencia de las utilidades no capitalizadas una vez conformado un fondo de reserva equivalente al 50 por ciento de su capital, figura en su Carta Orgánica y es una práctica habitual desde 1992, avalada también por la metodología del FMI sobre contabilización de los ingresos del sector público.
Por su parte, si se rechaza contabilizar como ingresos públicos a las ganancias obtenidas por la Anses a partir del Fondo de Garantía de Sustentabilidad (excluidas las variaciones originadas en la ganancia por tenencia de activos), también deberían restarse de los gastos, las partidas que el gobierno nacional gira para sostener la seguridad social. Dado que las mismas representan aproximadamente el 43 por ciento del gasto primario, de aplicarse coherentemente la metodología presupuestaria de Prat Gay, las cuentas públicas cerrarían en 2015 con un superávit primario de 8,2 puntos del Producto, el más superavitario de la historia económica nacional.
Respecto a la deuda flotante, como señaló en una entrevista radial el ex viceministro de Economía, Emmanuel Agis, es una práctica habitual de todas las instituciones económicas tanto públicas como privadas que “no gastan todo al contado y es razonable que una parte del gasto no se pague en efectivo”. Al respecto, si Prat-Gay quisiera innovar presupuestariamente incorporándola a los gastos, debería hacerlo también en todos los presupuestos de las gestiones anteriores para que los mismos sean comparables y poder afirmar que el déficit es el más elevado de los últimos 30 años.
Por último, la eliminación de retenciones, contribuciones, devolución del IVA a jubilados y perceptores de AUH, son medidas del gobierno de Macri, cuyo costo fiscal debería haber considerado y que no puede atribuir a ninguna herencia. Si se deja de lado la contabilidad creativa de Prat Gay, el déficit fiscal primario de la economía (2,3 puntos porcentuales del PIB) no es muy diferente al de los países del G-7 (2,1) y menor al de Japón (5,7) o Reino Unido (3,2). Una cifra que no justifica un ajuste que, dada la debacle de Brasil y la caída del salario provocada por la reciente devaluación, sólo derivará en una recesión económica.
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