INTERNACIONALES › DESPUES DE LA MUERTE DEL HISTORICO YASSER ARAFAT
El dinero de Palestina, Inc.
Una organización revolucionaria necesita dinero. Y dinero tenía y tiene la OLP de Yasser Arafat, lo que es clave del futuro.
Por Claudio Uriarte
Quien controla el dinero controla las armas, y quien controla las armas controla el poder. Este axioma, que puede verificarse en casi todas las relaciones políticas de fuerza, es aún más válido en el caso de las organizaciones revolucionarias, y mucho más en aquellas que, como la Organización para la Liberación de Palestina, carecieron durante la mayor parte del tiempo de un territorio fijo y seguro desde donde operar. De esta manera, la abstracción de la radicación del dinero, sea en cuentas suizas, en paraísos fiscales o en empresas diversas, pasa a convertirse en la única y última base de seguridad cierta de la organización, razón por la cual se cree que el difunto líder palestino histórico Yasser Arafat llevó por mucho tiempo de su vida una libreta de datos secretos de la que nunca se separaba, y que los detalles exactos de la cuenta sólo eran conocidos además por unos poquísimos allegados –si es que eran conocidos en su totalidad por alguien más que el propio Arafat–.
El tema cobró un vuelo inesperado esta semana por los reclamos de Suha, la ahora viuda de Arafat, contra los dirigentes de la OLP, a los que acusó de dar por muerto a su marido antes de tiempo. Se sospechó que el dinero estaba detrás. De acuerdo con investigaciones coincidentes, la fortuna personal de Arafat era de al menos 300 millones de dólares y procedía de inversiones diversas, desde plantas de refrescos hasta una compañía telefónica, hoteles y fondos de inversión. Según el diario Frankfurter Allgemeine Zeitung, Arafat tenía repartido su dinero en varias organizaciones, como la OLP, la Sociedad de Servicios Económicos Palestinos (PCSC) y los monopolios que controla su consejero financiero, Mohamed Rachid, de tabaco, cemento y construcción. También está el Fondo de Inversión Palestino (PIF), que en 2002 fue entregado al ministro de Finanzas palestino, Salam Fayad, un ex empleado del Banco Mundial que desde entonces ha contribuido a esclarecer algo las cuentas financieras en los territorios bajo administración palestina.
Pero esto es sólo la punta del iceberg. Según el experto financiero Jim Prince, la fortuna privada de Arafat habría estado en unos 1000 millones de dólares y habría abarcado, entre otras, inversiones en una planta embotelladora de Coca Cola, una compañía telefónica tunecina, hoteles y diversos fondos financieros. Otras estimaciones llegan a calcular el total de capitales en 4000 millones de dólares. Sin embargo, y pese al inevitable empalme entre cuentas personales y políticas en un líder que lo concentraba todo, esos 4000 millones de dólares representan dinero político, no privado. Se lo usaba para mantener una costosa burocracia de gobierno y representaciones diplomáticas, para comprar y vender voluntades y armas, para negociar acuerdos, etc. En eso parecen coincidir los expertos, diplomáticos y servicios secretos que han investigado las conexiones financieras y la fortuna personal de Arafat: en que ambas son difíciles de calcular, pero que en cualquier caso contribuyeron a estabilizar su poder y a crear una red de lealtades.
Después de la muerte del líder, los últimos informes hablan de un acuerdo entre la OLP y la viuda por la que ésta recibiría 20 millones de dólares, más el desbloqueo de cuentas por otros 11 millones y un estipendio mensual de 35.000 dólares. Pero, nuevamente, ésta es sólo la corteza periférica y ocasional del problema. Hay coincidencia en que alrededor de los últimos 10 días de su vida fueron pasados por Arafat en coma 4, por lo cual es razonable suponer que gran parte de ese tiempo fue invertido en ajustar los detalles de su sucesión. Por el momento, lo que ha emergido es un triunvirato incierto, con el pronorteamericano Mahmus Abbas al frente de la OLP, pero con el antinorteamericano Faruk Kaddumi a la cabeza de su núcleo, Al Fatah, con el poco conocido Rouhi Fattuh como presidente palestino interino por dos meses, y con otro moderado, Ahmed reia, manteniendo el cargo de primer ministro.¿Quién de ellos controla el dinero? ¿Es uno solo o un liderazgo colegiado? En otras palabras: ¿existe un nuevo centro de dirección políticofinanciero? De esto puede depender gran parte de lo que pase en el Medio Oriente que viene.