Domingo, 9 de diciembre de 2007 | Hoy
CONTADO
Por Marcelo Zlotogwiazda
El nivel del catering fue superior al promedio que suele encontrarse en agasajos oficiales a la prensa. Había cantidad, calidad y variedad, que incluyó hasta vino y champagne. También la asistencia fue muy nutrida y heterogénea, lo que implica un lógico desnivel en la calidad profesional y notoriedad de los que se hicieron presentes el jueves pasado al mediodía en el primer piso de la AFIP. Ambas cosas no son para nada ajenas a la extraordinaria performance que sigue mostrando la recaudación, que según las cifras que se conocieron el lunes acumula en el período enero-noviembre un 32,6 por ciento de aumento respecto de los primeros meses once meses de 2006. Eso equivale a ingresos adicionales por 44.271 millones de pesos, que fundamentalmente se utilizan para cubrir el gasto público, pero que en ínfima medida también sirve para que el organismo que conduce Alberto Abad se permita ofrecer un generoso catering y destinar fondos a campañas publicitarias en muchos medios.
Entre tragos y bocados, se pudo aprovechar la presencia de muchos funcionarios para obtener información y conocer opiniones que no se atreven a hacer públicas. Por ejemplo, la oportunidad sirvió para saber lo que un especialista de larga trayectoria en la institución deduce sobre la verdadera inflación a partir del dato de que el IVA recaudó en noviembre un 36,9 por ciento más que un año atrás. Por más que el comunicado oficial de la AFIP sobre la recaudación de noviembre explica que el aumento “obedece al crecimiento de la actividad económica y a la mejora en el cumplimiento de los contribuyentes”, cualquiera entiende que en el alza de la recaudación nominal es determinante el aumento de precios. El calificado interlocutor calcula que de los 36,9 “no menos de 20 puntos se explican por precios”. La estimación no resulta nada exagerada. ¿Cuánto pudo haber sido el crecimiento real (en cantidades) del consumo gravado: ¿12,15 por ciento con toda la furia? Sumando algún par de puntitos que se le muerde a la evasión, quedan todavía como resto en el casillero de los precios no menos de 20 puntos porcentuales.
Un par de horas después el Indec informaba que la inflación oficial de noviembre fue de 0,9 por ciento, con la cual el acumulado en los últimos doce meses llega al 8,5 por ciento, o sea menos de la mitad que la mínima inflación implícita en el IVA según la interpretación de un especialista de la AFIP.
Lo que se deduce de la evolución del IVA respecto de la inflación es una de las tantas evidencias sobre el maquillaje que realiza el Indec, pese a lo cual la noche anterior al cóctel se emitió un reportaje donde el Presidente saliente insistió en defender a ultranza la labor de organismo colonizado por el inefable Guillermo Moreno, y en la misma línea se había manejado la presidenta entrante en la entrevista que concedió a este diario hace dos domingos.
En otro rincón del salón hubo diálogo sobre política tributaria, y en particular sobre lo que había declarado Cristina Fernández en el citado reportaje. Entre otras cosas, ella descartó una rebaja del IVA con el argumento de que no se puede garantizar que una reducción se traduzca en menores precios, sino que por el contrario “el beneficio terminaría siendo apropiado por cadenas intermediarias y no por el usuario o consumidor”. Se le preguntó a otro técnico de la AFIP qué pensaba al respecto, y coincidió con la presidenta.
¿Cómo se concilia que por un lado el Estado reconoce que no está en condiciones de garantizar que una rebaja de IVA se traslade a precios y al mismo tiempo Guillermo Moreno actúa como si pudiese lograr una rebaja generalizada en todos los productos de consumo masivo?
–Que Moreno actúe como si pudiese hacer eso no significa que lo logre –respondió el hombre con alto rango jerárquico en la AFIP.
Copa de agua en mano, siguió hablando. “Lo inconcebible es que este gobierno que se dice de centroizquierda o progresista no haya encarado una reforma en serio en el impuesto a las Ganancias y que sigan exentos los dividendos, las rentas financieras y las ganancias de capital. Eso es mucho más urgente que el IVA; y te lo está diciendo alguien que es más bien de centro o centroderecha. Pero los que aquí adentro conocemos los datos sabemos que los ricos-ricos de este país tienen en sus declaraciones juradas casi todos egresos exentos, y por millones y millones de pesos.” Comentó que, por esos motivos, hace un par de años la persona física que más impuesto a las Ganancias pagó no fue ninguno de los empresarios famosos sino el dueño de un estudio contable muy prestigioso con una facturación importante pero poco significativa en comparación con los ingresos de los que tienen sus rentas exentas (iniciales V.O.D.).
Suficiente provecho para un cóctel.
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