[cerrar]

Comparta esta nota con un amigo

E-Mail de su amigo
Su nombre
Su E-Mail

¿Cuál debe ser el perfil industrial de Argentina para los próximos años?

J. L.: –Si Argentina reniega de ser un productor agroalimentario importante, no tiene un futuro sólido. También hay que incorporar recursos humanos calificados porque, si pretendemos competir en industrias con mano de obra barata, no nos va ir bien. Las leyes de software y de biotecnología me parecen bárbaras. Todos los bienes que usen recursos humanos calificados Argentina los debe apoyar de manera selectiva.

Ese esquema deja afuera, por ejemplo, la producción de textiles, juguetes y calzados.

J. L.: –No, en textiles tenés que adecuarte a gama, diseño y moda. Argentina no puede apostar a mano de obra barata.

M. B.: –Nadie va a poder competir con China en algunos segmentos industriales en los próximos 15 años. China te va a permitir producir soja y te va a quitar parte de la producción textil. Después tenés la limitación de cuántos recursos fiscales vas a usar para promover cada sector. Argentina no puede ser productor de todo en todos los subsectores. Hay subsectores de la industria del juguete donde Argentina va a poder competir y otros donde claramente no.

Pero el Gobierno parece no definir un perfil industrial.

J. L.: –El tipo de cambio efectivo por sector define un perfil.

Llach, usted propuso eliminar las retenciones y reemplazarlas por un anticipo de Ganancias. En el Gobierno dicen que si alguien les garantiza que de ese modo la recaudación no baja lo firman, pero dan a entender que es imposible.

J. L.: –Yo creo que una reforma de este tipo tiene que ser gradual. Dos a cuatro años, pero sería bueno anunciarlo. Lo primero que hay que hacer es eliminar cerca de 5000 millones de pesos de exenciones impositivas que benefician fundamentalmente a los sectores de mayores ingresos. Casi toda la renta financiera está exenta del impuesto a las Ganancias y las ganancias de capital de las personas en gran medida también están exentas. Ahí tenés un financiamiento que aumentaría mucho la equidad del sistema. Después hasta un 30 por ciento de lo que se recauda por retenciones se puede seguir recaudando de manera automática en la Aduana por un impuesto a las Ganancias. El resto se puede ir recuperando por el propio crecimiento de la economía y de la recaudación. Creo que se está tratando de exigir demasiado a un instrumento como la política cambiaria que, pobrecito, no puede hacer todo por sí solo.

M. B.: –Las retenciones no se deben eliminar. Uno podría dar con cierta sutileza una discusión sobre cuán correcta es la intrasectorialidad de las retenciones. Habría que sentarse a analizarlas porque las actuales se pusieron a los ponchazos en abril de 2002, porque era la única forma de cerrar la brecha fiscal. Pero no hay un estudio serio sobre por qué hay una diferencia tan grande en el tipo de cambio efectivo entre sectores agroindustriales que agregan valor y otros sectores industriales donde no se agrega mucho más valor que fabricando aceite de soja. Hay que revisar esa estructura, pero hay que mantenerla como instrumento porque todo el truco del ancla macroeconómica en la Argentina son los 13.000 millones de pesos que se cobran de retenciones, que equivalen a dos tercios del superávit fiscal.