Domingo, 3 de febrero de 2008 | Hoy
Alejandro Robba
presidente Fetyp
“Luego de una década como la del ’90, tan devastadora para la industria textil y para la comercialización de prendas y tejidos, desde mediados de 2003 se observa una fuerte recuperación de los locales comerciales de este rubro, vinculado fuertemente al desarrollo, ya no de las grandes firmas, sino de los pequeños y medianos productores. A la baja de la importación de este tipo de mercancías se sumó el desarrollo de los centros comerciales a cielo abierto. Allí, se instalaron una gran cantidad de comercios que fueron motorizando muchos de los barrios de la ciudad. Al caso exitoso de la avenida Avellaneda, se podría sumar el de Córdoba y Scalabrini Ortiz o la calle Chilavert en el sur de la ciudad, sitios, por otra parte, donde hubo una política activa por parte del Gobierno de la Ciudad, destacándose que el 27,5 por ciento de los locales ubicados en las principales arterias comerciales de la Ciudad son de esa rama. Queda como cuenta pendiente la ampliación de los centros barriales en lugares más degradados, donde el comercio a escala barrial posibilitaría la recomposición de la trama urbana. Por último, este sector se caracteriza por la gran precarización laboral, siendo la formalización una tarea pendiente que debe estar en la agenda. Sin embargo, pasar de ser un país importador a productor es un salto importante que no se puede obviar.”
Pablo Perelman
director del Cedem
“En la ciudad de Buenos Aires son numerosas las avenidas y calles en las que se concentra una actividad comercial. Los locales de muebles en la avenida Belgrano, los de repuestos y reparaciones para automóviles en Warnes, los de joyerías y relojerías en Libertad, son algunos de los muchos ejemplos que pueden mencionarse. Ese es el caso también de la venta de ropa en la calle Avellaneda, ubicada en el barrio porteño de Flores. En esta arteria más del 90 por ciento de los locales se dedica a la venta de indumentaria. Este esquema funciona porque los comerciantes encuentran más ventajas en pertenecer a una “aglomeración comercial temática” que a la supuesta dificultad de competir con otros que se dedican al mismo rubro.
En particular, el éxito de la calle Avellaneda se debe a que los comerciantes lograron popularizarla como un lugar donde se consigue ropa de calidad razonable a muy bajos precios. Por esa razón su fama logró trascender la zona oeste y gana adeptos en otros barrios de la ciudad, el conurbano bonaerense y en turistas de otras provincias que aprovechan la visita para efectuar la compra de indumentaria para toda la familia. En los tiempos de mayor crisis, Avellaneda fue descubierta por sectores de clase media, empobrecidos por una debacle que se sintetizaba en record de desempleo y salarios desplomados. Unos años después, luego de un lustro de alto crecimiento de la actividad económica, el consumo bate records. La calle Avellaneda, especializada como ninguna otra en la venta de indumentaria, pasa por su mejor momento.”
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