¿Por qué cuesta tanto controlar el trabajo en negro?

–Hoy estamos por debajo del 40 por ciento. La Argentina difícilmente pueda bajar de un 25 por ciento. Esta sería una tasa más o menos normal y creo que sería un éxito alcanzarla. La fiscalización del trabajo en negro es una tarea compleja. La realidad es que empezamos hace muy poco. Concretamos los primeros acuerdos de intercambio entre organismos de recaudación, de seguridad social y administraciones laborales nacionales y provinciales para ir unificando los criterios de inspección. Esa tarea la venía realizando el Ministerio de Trabajo con las administraciones provinciales, pero sin coordinación con la AFIP. Creo que en eso tenemos que trabajar más. Es una fiscalización donde necesitamos de las administraciones locales. Estamos empezando a trabajar fuerte con la provincia de Buenos Aires.

¿Y el trabajo gris?

–Habiendo trabajo en negro, el trabajo en gris es un fenómeno que lo tenemos que ir formalizando. Gran parte del trabajo en gris lo vamos a ir resolviendo a medida que nos enfoquemos más en el monotributo. En general, lo que estamos viendo del trabajo en gris es que está disfrazado bajo la figura de un monotributista.