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¿Cómo evalúa el funcionamiento del Fonavi?
–Hasta ahora, los fondos se utilizaron en obras que terminaron siendo grandes negocios para constructoras y desarrolladores inmobiliarios. En el caso del Instituto de la Vivienda de la Provincia de Buenos Aires, durante los ‘90 se utilizaron más de 100 millones de pesos en obras que no tienen nada que ver con la vivienda social. Se llegó a hacer una obra llamada Lomas del Golf y hemos fotografiado complejos construidos con dinero del Fonavi donde aparecía el cartel de barrio privado. Le ponían el cartelito para seducir.
¿Qué solución proponen?
–Creemos que se debe democratizar el uso de los fondos destinados a la construcción de viviendas sociales. Se debería establecer un registro que incluya asociaciones intermedias, trabajadores de la construcción, adjudicatarios e intendentes. La intención es trasladar el espíritu del presupuesto participativo a la construcción de viviendas. Eso se puede lograr modificando la Ley Orgánica de los Institutos Provinciales.
¿Y cómo garantizarían que las viviendas lleguen a quienes las necesitan?
–Apuntaríamos a categorizar bien la demanda porque así se puede saber cómo diversificar el presupuesto. Se debería reemplazar el concepto de vivienda por el de soluciones habitacionales, pues en muchos casos la instalación de una red de agua potable o la ampliación de una vivienda es más útil que la construcción de unidades nuevas.