Jueves, 3 de septiembre de 2015 | Hoy
CULTURA › COMIENZA LA 17ª BIENAL INTERNACIONAL DO LIVRO RIO, CON LA ARGENTINA COMO PAIS INVITADO
Quince escritores participarán de diversas actividades en un pabellón de 400 metros cuadrados con auditorio propio. El Programa Sur ya tradujo al portugués 53 obras de 35 autores.
Por Silvina Friera
Desde Río de Janeiro
“Los hombres no lloran, así me gusta, que te sepas aguantar.” El súbito eco de una frase trágica viene a la mente por obra y gracia de una de las voces de Manuel Puig, el escritor que llevó más lejos la “ficcionalización de lo testimonial”. Josemar, el albañil de Cocotá, quiere abrirse camino en la vida y conocer el mundo. Tiene, como muchos jóvenes, “hambre de gloria”; se cree un “fuera de serie” y está convencido de que es una especie de irresistible don Juan carioca. Se marcha a tiempo porque “le querían echar el lazo al cuello” con la que fue su novia, Maria Da Gloria, quien quedó “mal de la cabeza” después de ser abandonada, según asegura la madre de ella. Sangre de amor correspondido (1982) es una de las novelas que Puig escribió durante su exilio en Río de Janeiro –la otra es Cae la noche tropical (1988)–; las dos transcurren en la ciudad de músicos, poetas y escritores como Tom Jobim, Vinicius de Moraes y Clarice Lispector. En una carta a su traductor al italiano Angelo Morino, el 6 de julio de 1990, poco antes de morir –el 22 de julio–, Puig, desde Cuernavaca, donde se había instalado con su madre, le escribió: “¡Río se convirtió en una pesadilla: pobreza, belleza y Sida! ¡Qué combinación!”.
Argentina es el país invitado a la 17ª Bienal Internacional do Livro Rio, que empieza hoy y se extenderá hasta el 13 de septiembre en Riocentro (Barra da Tijuca). Noé Jitrik, Diana Bellessi, Mempo Giardinelli, Tamara Kamenszain, María Moreno, Martín Kohan, Claudia Piñeiro, Sergio Olguín, Eduardo Sacheri, Federico Jeanmaire, Mariana Enriquez, Inés Garland, Silvia Schujer, Luciano Saracino y Tute son los escritores que participarán en un pabellón de 400 metros cuadrados que contará con un auditorio bautizado Manuel Puig. “Tenemos una relación muy intensa con el gremio de editores de Brasil, una de las entidades organizadoras de la Bienal, desde la Feria de Frankfurt”, dice Magdalena Faillace, directora de Asuntos Culturales de la Cancillería, a Página/12. “El canciller consideró que era importante aceptar la invitación de un país amigo del Mercosur, un país que tiene una presidenta con excelente relación con nuestra presidenta, un país que es nuestro principal socio comercial. Nos pareció un broche de oro para la gestión de Cristina Kirchner, que hizo una inversión como nunca se vio en cultura en el ámbito internacional.” Hay 53 libros de 35 autores argentinos que fueron traducidos al portugués por el Programa Sur, que ya superó los 800 títulos traducidos. Los autores más solicitados en lengua portuguesa son Borges, Rodolfo Walsh, Adolfo Bioy Casares, Roberto Arlt, Juan José Saer, Julio Cortázar, Oliverio Girondo, Ricardo Piglia, Beatriz Sarlo y Josefina Ludmer.
Faillace cuenta que el desembarco argentino en la Bienal Internacional del Libro de Río tendrá en el frente de las artes visuales la muestra fotográfica Lo que se ve, de Adriana Lestido; Mafalda en su sopa, dedicada al emblemático personaje de Quino; Manuscritos históricos de clásicos de la literatura argentina –organizada por la Biblioteca Nacional–, con manuscritos de Leopoldo Marechal, Jorge Luis Borges, Julio Cortázar y Alfonsina Storni, entre otros; y En la obscuridad abierta, en homenaje a la poeta Alejandra Pizarnik con ilustraciones de Santiago Caruso, en la galería Antonio Berni del Consulado Argentino en Río. “Como Quino no pudo viajar por razones de salud, va a ir Tute para hablar de su relación con Quino”, aclara Faillace. También se presentarán Ariel Ardit Quinteto –con un homenaje a Carlos Gardel– y el sexteto Escalandrum –con un tributo a Astor Piazzolla y a Elis Regina–, acompañados por la pareja de bailarines Estefanía Brenda Becker y Pedro Benavente.
El pabellón argentino fue diseñado por el arquitecto Atilio Pentimalli. “Lo titulamos Vientos del sur porque las estructuras simulan los glaciares patagónicos. El piso está hecho con luces que dibujan hexágonos como en la biblioteca de Babel de Borges. En el diseño se despliega el imaginario del laberinto porque es muy identitario de nuestros dos escritores más reconocidos: Borges y Cortázar. En el laberinto borgeano nunca hay salida y el hombre está condenado a quedar cautivo; la de Cortázar es una visión más esperanzada porque del laberinto en que se mueven los personajes hay una forma de salida, el salto hacia arriba. Nuestro laberinto tiene más que ver con el cortazariano porque no queremos que la gente se pierda, sino que disfrute de nuestros escritores”, plantea Faillace, y agrega que habrá un espacio destinado a la política de Derechos Humanos de la Argentina. “En una parte de los panales laberínticos estarán los nombres de nuestros escritores desaparecidos o víctimas de la dictadura militar, pero además habrá un espacio destinado a la vida, a la recuperación de la memoria con paz y justicia, con el trabajo de las Abuelas y los nietos recuperados.” Estela de Carlotto dialogará con Nadine Borges, presidenta de la Comisión de la Verdad de Brasil, que investiga las violaciones a los DD.HH. durante la dictadura militar brasileña (1964-1985).
“Brasil y Río me son completamente familiares –admite Mempo Giardinelli–. Tengo allí amigos que visito, amores que recuerdo, y una inspiración maravillosa que siento cada vez que voy. Mis lecturas brasileñas de toda la vida van de Monteiro Lobato, Guimaraes Rosa y Jorge Amado, a Eric Nepomuceno, Lygia Fagundes Telles, Tabajara Ruas, Moacyr Scliar y Ana Miranda.” Tal vez un gran obstáculo, una barrera para que impide que circulen los libros de Brasil hacia acá y de acá hacia allá, sea la lengua. “No creo que la lengua sea una barrera. O al menos no la única. Los libros no circulan de un país a otro, en toda América latina, porque los gobiernos son incapaces de establecer políticas editoriales integradoras y entonces dejan el campo libre al ‘mercado’, o sea a la transnacionalización. Y sobran trabas burocráticas”, opina Giardinelli. “Cuando era joven el argumento de mi viaje solía ser beat, guevarista pero jamás hippie, y tengo asociado el viaje hippie a Brasil”, confiesa María Moreno. “Mi idea de Brasil carece de precisiones geográficas; es una suerte de Frankenstein de ‘A Banda’ cantada de Nara Leao y ‘Un gato en la oscuridad’, por Roberto Carlos, el turbante con bananas de Carmen Miranda, los poemas de Adélia Prado y Ana Cristina Cesar, y las letras de Elis Regina traducidos mientras la escuchábamos por Fernando Noy. Por supuesto que Guimaraes Rosa y Clarice Lispector, Glauber Rocha, Chico Buarque me subyugaron hasta la hipnosis, pero Brasil es un interrogante”, subraya la narradora y cronista. “Este viaje a la feria me permitirá viajar por los libros, que es el mejor viaje, empezar un acopio para el archivo ‘Brasil’.”
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