Sábado, 7 de octubre de 2006 | Hoy
PRESENTACION DEL LIBRO-CUADERNO “A GALIZA GLOBAL”
Diversos textos escritos por gallegos –nacidos o descendientes– fueron recopilados para la publicación. Uno de sus objetivos es disolver los estereotipos que aún pesan sobre esta cultura.
Por Angel Berlanga
La idea era sencilla y contundente: reunir en un cuaderno-libro-revista una serie de textos escritos por gallegos –nacidos, descendientes– dispersos por el mundo. Se sabe: se trata de una nación bastante machacada de distintas formas y en distintos tiempos. Automachacada, incluso. De ahí que en la presentación que se hizo en el café Tortoni del extraordinario resultado que nació de esa idea –fáciles de enunciar, las ideas, pero no tanto de concretar– se pronunciaran bastante las palabras dignidad e identidad. A Galiza global: as galegas e os galegos no mundo, de la publicación reNova Galiza, está escrita en gallego; esto, que puede parecer una obviedad, no lo es tanto, porque se trata de una lengua que resistió y resiste cantos de sirenas muy obnubilantes. Ignacio Ramonet, Ramón Chao, Xosé Neira Vilas y María Rosa Lojo son algunos de los escritores más “conocidos” entre los cincuenta y seis autores de este trabajo colectivo nutrido con textos provenientes de Caracas y Bruselas, de Nueva York y Montevideo, de París y Barcelona, de La Coruña y Buenos Aires.
Esa diversidad de ciudades, la historia y algunos números hablan de emigración, claro. Se calculan 820.000 gallegos fuera de España, de los cuales 280.000 viven en la Argentina. “Este trabajo se propone participar de una nueva manera de entender la realidad, procurando darle a la globalización un sentido positivo”, dijo en la presentación Ana Miranda, que coordinó parte de este “cuaderno de pensamiento cívico” y es responsable de la Comisión de Emigración del Bloque Nacionalista Gallego y portavoz ante el Parlamento Europeo. “La idea es devolverle la dignidad a la diáspora y terminar con la relación centro-periferia, dejar de creer en que venimos aquí a dar lecciones”, subrayó, y enseguida ejemplificó con emblemas de la cultura gallega que fueron concebidos fuera de España, como la ilustración de tapa, “Un sol”, una de las obras que Luis Seoane pintó mientras vivió en Buenos Aires, o la concepción en La Habana del himno y la bandera nacionales. “Como tantos, descubrí Galicia en América”, anota Xosé Neira Vilas, que también vivió unos años aquí y otros en Cuba, autor de un clásico en su lengua, Memorias dun neno labrego. “¿Dónde comienza y dónde termina Galicia?”, se pregunta Farruco Sesto, actual ministro de Cultura de Venezuela, nacido en Vigo, y sigue: “¿En qué ámbito se constituye? ¿En un nombre, en un territorio, en una configuración política, en una saudade, en una bandera, en una intención, en un reconocimiento de iguales, en un signo, en un destino, en la marca de una suerte de conjurados?”
De la presentación también participó María Rosa Lojo, cuya última novela, Finisterre, fue traducida al gallego y editada allí. “Esta es una publicación muy diferente a otras que solemos ver sobre nuestra identidad, donde predomina el cuño tradicional, localista y folklórico”, dijo la escritora, e insistió sobre la diversidad que se propone en este trabajo en cuanto a procedencias, profesiones y enfoques de los autores. “Se trata de una forma efectiva de disolver los lamentables estereotipos sobre los gallegos que se han construido desde la alta literatura, la prensa y el sainete”, señaló Lojo, que reivindicó el origen humilde y labriego de su familia y el modo en que los emigrantes, “a puro sacrificio, consiguieron abrirles el mundo a los hijos que criaron aquí”. A su lado el historiador Ruy Farías, estudioso de la inmigración gallega en el sur del conurbano y del papel jugado por esta colectividad en el imaginario sociocultural argentino, se mostró preocupado por la “difuminación de la impronta gallega y su continuidad en Buenos Aires”, y subrayó que en la actualidad son pocos los que se ocupan de mantener vivo el acervo cultural, dijo, “del grupo étnico más numeroso entre las corrientes migratorias instaladas en la Argentina; el 17 por ciento de los emigrantes eran gallegos, sólo superados por el conjunto de los italianos”.
Internet aparece en este trabajo como un medio valiosísimo para reunir información, historias, testimonios (de hecho, as galegas e os galegos do mundo puede leerse en www.forocivicogalegobcn.org/reNOVAGALIza/re NOVAGALIza.htm). Del tema se ocupan, entre otros, Ignacio Ramonet, la periodista y profesora de la UBA Débora Campos (autora del blog fiosinvisibles) y Manuel Casal Lodeiro, fundador de la Asociación Fillos de Galicia. Se habló de diversidad; aquí escriben cocineros, taxistas, profesores, médicos, científicos, cantantes, músicos, deportistas, residentes en Europa y América, que dan cuenta de raíces, experiencias y expectativas.
En 1937 Castelao, el gran artista e ideólogo que vivió varios años, exiliado, en Buenos Aires –e incluso murió aquí, en 1950–, fundó en Barcelona la revista Nova Galiza; esta publicación, reNova Galiza, editada en esa misma ciudad por el Foro Cívico Galego, retoma, reimpulsa e intenta renovar lo cultural-gallego, tan desparramado a esta altura por el mundo. Esa condición, que da y quita, también constituye. La idea es airear olores rancios, sacudir liturgias, discutir quehaceres gastados de rutina, paralizantes, de señores prendidos desde hace mucho a tetas de instituciones que en estos tiempos reciben leche fresca desde Europa, asuntos que acaso tengan que ver con la disolución de la que habla Farías.
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