9-Cándido López, los campos de batalla,

de José Luis García.

2005, 102 min. SBP.

La ópera prima del director de fotografía José Luis García es uno de los mejores documentales que haya producido el cine argentino en años. Uno de esos documentales que no son “sobre” algo (sobre piqueteros, cartoneros o jornaleros) sino que construyen su tema a medida que lo buscan. La figura que García persigue es la de Cándido López, fabuloso pintor de escenas de guerra, que tras quedar manco en la batalla de Curupaytí se volvió a Buenos Aires y aprendió a usar el pincel con la mano izquierda. A medida que sube hacia Paraguay, García va practicando desvíos en el camino, con la generosidad y el desprejuicio de un viajero curioso. Una verdadera road movie documental e histórica.

6-Hooligans: hijos de la furia,

de Lexi Alexander. Con Elijah Wood, D. Alexander y Claire Forlani.

2005, 109 min. Transeuropa.

No confundir con otra Hooligans que se estrenó en cines hace unos meses, y también está por salir en video. Además de que aquélla era sobre la barra brava del Chelsea y ésta, sobre los hinchas del West Ham (equipo al que acaban de pasar, en yunta, Tevez y Mascherano), lo que tiene de bueno esta Hooligans es que no pretende ser –como la otra– una excrecencia de la galaxia MTV. Dirigida por una realizadora alemana que, para más datos, es ex campeona de karate y kick-boxing, se le notan los antecedentes a la chica en cada batalla campal, que filma como si la cámara fuera una patada. Es verdad también que en esa fisicidad se agotan prácticamente los méritos de esta Hooligans. Que no es la otra.

8-Rififí, de Jules Dassin.

Con Jean Servais, Robert Manuel y Magali Noel.

1955, 115 min. DVD. Quality Films.

Más allá de una fama algo excesiva, Rififí está por debajo de su más obvio antecedente (Mientras la ciudad duerme, de John Huston) y también de su genial parodia, Los desconocidos de siempre. Afectada por algunas caricaturas raciales y cierta tendencia a la pose hampona, la película va de menor a mayor, con un notable Jean Servais en el protagónico, alguna escena de notable crueldad (cuando Le Stéphanois castiga a una chica, a cinturonazo limpio) y la apoteosis alcanzada en la memorable escena del asalto a la joyería, media hora redonda construida a pura tensión y acción física, sin que medie una sola palabra. El largo final elegíaco es otro indudable punto a favor de este clásico del film de robos.

5-Las tortugas también vuelan, de Bahman Ghobadi.

Con Soran Ebrahim, Avaz Latif y S.H. Feysal.

2004, 97 min. Transeuropa.

Algunos la consideran una denuncia valiente y conmovedora de las atrocidades de la guerra. Otros piensan, en cambio, que se trata de una verdadera apoteosis del golpe bajo y el chantaje emocional, que usa a los niños como quien se cubre con un rehén en medio de un tiroteo. Esta columna suscribe vivamente a esta segunda posición. La acción transcurre en un campo de refugiados kurdos en Irán, cerca de la frontera con Irak, cuando el ejército yanqui viene a derribar a Saddam. Centrándose en un grupo de chicos desamparados y ultrajados, la escena paradigmática de Las tortugas... es esa en la que un pibe ciego se pone a caminar por un campo minado. Felicitaciones, Mr. Ghobadi.