Sábado, 7 de octubre de 2006 | Hoy
MUSICA › MAGIC MALIK ACTUA EN BUENOS AIRES CON JAIME TORRES
Por Diego Fischerman
Malik Mezzadri nació en Costa de Marfil y, según cuenta a Página/12, “mi madre me puso una flauta en las manos, una flauta dulce, de madera; mucho después vino la flauta travesera y los estudios en el Conservatorio de Marsella y, más tarde aún, la llegada a París y el jazz”. Enrolado en las corrientes más nuevas del jazz francés, donde la electrónica y lo étnico se mezclan con naturalidad en el jazz, junto a St. Germain, Julien Lourau o Francis Truffaz. “Pertenezco a una generación para la cual el jazz ya no es una música norteamericana. Cuando yo nací, ya existía un jazz francés que no tenía por qué preocuparse por su identidad”, explica.
En Buenos Aires para tocar esta noche, a las 21.30, en La Trastienda (Balcarce 460), Magic Malik –así lo llaman en Francia– llegó con el auspicio de la embajada de ese país, de Cultures France y la Alianza Francesa de Buenos Aires como parte del programa Géneration Musiques, destinado a la promoción y difusión de la nueva escena musical francesa. Y en esta ocasión se presentará junto a un invitado sorprendente, el charanguista Jaime Torres. En el grupo, que junto a Malik integran Denis Guivarch en saxo alto, Sarah Murcia en contrabajo, Jozef Demoulin en piano y Maxime Zampieri en batería, participarán además Minino Garay, un percusionista argentino radicado en Francia, Eddy Tomassi y Juan Martín Medina. “El jazz es un continente que admite muchas músicas”, define Malik. “Y en ese continente, la flauta implica algunas dificultades; no tiene un gran volumen y, de hecho, no hay muchos flautistas que puedan configurar una tradición de ese instrumento.”
Aun así, el músico reconoce entre sus fuentes a Roland Kirk, a Jeremy Steig y, también, al grupo Jethro Tull. “De todas maneras –dice– no es importante, o por lo menos ya no lo es, si hay una tradición de un instrumento en particular dentro del jazz o no la hay porque el lenguaje va y viene de instrumento a instrumento. Yo puedo sacar cosas de una frase de trompeta o de saxo. Nada lo impide. Lo más importante, en realidad, es la manera de improvisar de cada uno, más allá de qué instrumento toque.” En cuanto a su decisión de tocar música de tradición popular, Malik recuerda: “El medio de la música clásica estaba muy lejos de la cultura donde yo crecí. Allí, los ritmos, el baile, eran muy fuertes. Y eso no se encuentra en la música clásica. Así que, de Marsella me fui a París a conocer cosas. Y allí empecé a tocar con unos y con otros, y a hacer distintas clases de música”. Los músicos con los que Malik se mezcló en esos años fueron Lurau, los integrantes de Human Spirit y de Goove Gang. En 1999, luego de una gira por el Caribe, Centroamérica, el norte de Europa y Africa, Malik sacó su primer cd, 69-96. Sus álbumes siguientes fueron 00-237, 13 XP Song’s Book y XP 2, que fue reconocido por la crítica especializada francesa como uno de los más significativos del momento.
Malik cree que, por su apertura, el jazz es la música del futuro. O, en todo caso, que “es una música con futuro y que ese futuro exista o no, a diferencia de otras músicas, está en manos de los músicos y no del mercado. El jazz está abierto a todas las músicas y es capaz de albergarlas a todas. Habrá que ver si los músicos somos capaces de escuchar todo lo que suena a nuestro alrededor y podemos convertirnos en la caja de resonancia del mundo. Hay, actualmente, muchas cosas interesantes que permiten tener esperanzas, por ejemplo un grupo belga que se llama Octurn. Aunque haya músicos de jazz que no escuchan nada que no sea jazz, ni house, ni ambient, ni músicas repetitivas, hay otros que sí. Y hay mucho sonando y está todo a disposición. Creo que, incluso, ya no es necesario escuchar jazz para hacer jazz”. El concierto de esta noche, por otra parte, es la culminación de una residencia de creación realizada durante toda la semana por los miembros del grupo de Malik y sus invitados. “Esa es la magia del jazz. Su capacidad para mezclarse. Es el hecho de que podamos tocar con Jaime Torres, por ejemplo. Y eso sucede porque las raíces de esta música no son rectas ni rígidas; van hacia los costados, buscan otras raíces. Están los que dicen que el jazz se acabó cuando Charlie Parker empezó a hacer be-bop. Y no fue así. Por eso, esto que hacemos puede seguir siendo llamado de esa manera.”
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