Jueves, 31 de agosto de 2006 | Hoy
LITERATURA › “OBRA POETICA” REEDITADA
En la presentación, Juan “Tata” Cedrón, Juan Sasturain, Pablo Montanaro y Susana Cella buscaron “la palabra justa” para recordar al poeta.
Por Karina Micheletto
La presentación de la edición de la poesía completa de Francisco “Paco” Urondo, el martes en el centro cultural que lleva su nombre, fue una oportunidad para acercarse a su obra desde el análisis académico, pero también desde el recuerdo de amigos. La mesa propuesta estaba integrada por el escritor y periodista Juan Sasturain, Susana Cella –quien realizó el prólogo de la edición–, Pablo Montanaro (biógrafo de Urondo), la investigadora Cecilia Eraso y el pintor Oscar “Oso” Smoje. Sobre el final se sumaron voces del público que agregaron visiones sobre el poeta, como la del músico Juan “Tata” Cedrón, que terminó recitando un poema inédito de Urondo.
“Qué lindo pibe que era Paco, por algo ganaba tanto”, arrancó Sasturain, en el lugar de coordinador de la mesa, mirando la tapa de la Obra poética: una foto en blanco y negro que muestra a un joven Urondo, realmente lindo. En la otra mano tenía una primera edición de Todos los poemas, editado por De la Flor en 1972. Oscar Smoje, sentado a su lado, fue quien hizo la tapa de aquella publicación. La mayoría de los expositores marcaron la dificultad de acceso a la obra de Urondo, escasamente reeditada y durante mucho tiempo ignorada por los programas de estudio de academia. Y, también, el grado de injusticia de cierta lectura simplista que redujo su obra a la de un “poeta de denuncia”.
“Suena raro escuchar lo que pensaban que era la poesía de Urondo”, destacó Sasturain, y señaló: “En los numerosos testimonios que recoge Pablo Montanaro en su biografía, se vislumbra el estupor ante el viraje que toma su vida cuando asume su militancia: ¿pero cómo, si éste era un jodón, un tipo pintón que tenía todas las minas? Parece no caber en ningún arquetipo. Y lo que son falsos son los arquetipos”. Montanaro completó esta idea: “Sobre Urondo pesaba una condena: era el exquisito poeta que se había vuelto revolucionario. En muchas de las entrevistas que hice para la biografía, cuando empezábamos a hablar de su militancia, el clima cambiaba. Gran parte de la cultura argentina se quedó sólo con esas sentencias y esa condena. Pero, en cuanto se lee su obra, la idea del Urondo que escribía sólo desde su lugar de batalla cae automáticamente, no se sostiene”.
El punto de partida de la exposición de la joven investigadora Cecila Eraso representó, tal vez, el de muchos de los lectores de Urondo de una generación: “En mi caso, la primera vez que supe de él no tuvo que ver con su poesía: ‘Paco Urondo’ era el nombre de una agrupación política de la facultad. De este modo, supe de él antes como militante que como poeta”, contó. En su análisis marcó que la preocupación política de Urondo nunca fue en detrimento de sus búsquedas literarias. “Más bien –destacó– esta preocupación culminó en una obra poética que sondea formas novedosas de hacer irrumpir lo político en el interior del poema: una obra que no se contenta ni con el sacrificio de la forma poética por la exaltación del contenido político, ni con el intenso formalismo en que devino la experimentación de las vanguardias.”
“La palabra ‘amigo’ adquiría un significado especial en la época en que trabajábamos juntos. Estaba ligada a la palabra ‘trabajo’”, recordó Oscar Smoje, compañero de Urondo en empresas como la del diario Noticias, y recordó “grandes tertulias” junto al poeta, como las que formaban en la casa de Juan Fresán junto a gente como Rodolfo Walsh o Juan Gelman: “Después de largas y acaloradas discusiones, siempre aparecía apaciguando Paco, llegaba y decía: ‘¿Por qué no nos vamos a pasear por la Costanera?”, rememoró Smoje.
“No estoy de acuerdo con que Paco haya estado oculto, en nuestra generación lo leímos mucho”, irrumpió, sobre el final, Tata Cedrón, con una gran sonrisa. “Quizás el problema es que ya no se lee más.” El artista –que ha musicalizado e interpretado a Urondo, entre tantos poetas argentinos– recordó algunos de los momentos compartidos con Urondo y Juan Gelman. Durante la presentación también se recordó que alguna vez Paco Urondo –quien durante un breve tiempo fue jefe del Departamento de Letras de la Facultad de Filosofía y Letras– inauguró un centro cultural donde expuso obras como la de Oesterheld, en el mismo lugar donde se desarrolló la charla. La voz de Urondo recitando sus poemas, en una grabación casera, cerró la presentación de esta Obra poética cuya edición conmemoró los 30 años de la muerte del poeta, víctima de la represión de la última dictadura militar. En el prólogo, Susana Cella escribió: “Para Urondo era fundamental hallar la palabra justa, en tanto justeza y justicia, y el intento equivalía a encontrar un sentido que justificara la vida. Equivale a distinguir algo que en varios poemas menciona: lo que vale la pena”.
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