Plántese un botín casi tan grande como el que al director acaba de tocarle por división de bienes, distribúyanse varias bandas de gangsters del más diverso pelaje, agréguese un tono más o menos juguetón, cierto chisporroteo visual, música pop y un baño de liviandad generalizado, y se tendrá una película de Guy Ritchie. El ex de Madonna convirtió esos tics en marca registrada en la muy popular Juegos, trampas y dos armas humeantes, y en semanas más habrá ocasión de constatar la vigencia de la fórmula, cuando su película más reciente, RocknRolla, llegue a los cines argentinos. Antes, Ritchie había filmado Revólver, donde puso a su actor fetiche Jason Statham como ex presidiario de largos pelos, enfrentando a los gangsters Ray Liotta y André Benjamin (cerebro del genial grupo funky Outkast). El resultado es un derivado scorseseano, que la presencia del protagonista de Buenos muchachos delata ostensiblemente. Editada por el sello Plus Video, en días más Revólver hará oír su carga en góndolas y estanterías.