“Tenemos intenciones de establecernos legalmente”, se ríe Mariana Sánchez recordando sus tiempos de cirquera independiente, ahora que se encuentra establecida en su propia sala, próximamente habilitada como Club de Cultura, según las normativas vigentes. Tanto ella como Pablo Zarfati, su productor y compañero, están tan consustanciados con la historia del circo en Buenos Aires que decidieron hacer suya una leyenda y dar por sentado que fue en ese mismo espacio donde los hermanos Nobel montaron su circo, en los años ’20. La historia es la siguiente: en 1910 llegaron al país grupos de artistas circenses desde Ucrania, Polonia y Rusia. El menor de tres hermanos que componían un trío de acróbatas originarios de Kiev era Jaim Nobel: tenía 10 años y no imaginaba que nunca volvería a su país. Pasadas las celebraciones, los hermanos de Jaim decidieron seguir con las representaciones y quedarse un tiempo en la Argentina. Pero todos formaron su propia familia y ninguno de ellos pensó en volver a Kiev. Quince años después llegó al país Abraham Mociulsky, conocido de los hermanos Nobel, originario también de Kiev. Don Abraham compró una finca en Parque Centenario que, durante varios años, los hermanos Nobel utilizaron como espacio de entrenamiento hasta que decidieron montar allí el Circo Estrella del Centenario. En 1945 se construyó la fábrica textil Mociulsky Hnos., que perduró hasta los ’90 y que, finalmente, Zarfati y Sánchez transformaron en el Club de Trapecistas Estrellas del Centenario.