“Si creemos que en lo dado está completado lo que se desea... estamos en problemas”, reflexiona Liliana Herrero. La cantante habla del efecto de la música en esta sociedad, de su presencia y su empleo en este tiempo. De cómo escucharse y hacerse escuchar a través de una construcción colectiva que puede ser honda y compleja, sin dejar de ser nacional y popular. “La capacidad de estallido que tiene la música es extraordinaria –define–. Hay una historia compleja detrás de eso y no hay que tenerle miedo a lo complejo. Tampoco a la vanguardia. Muchas cosas interesantes suceden en la música que actualmente se hace acá, y si no se las mira y se las oye, no vamos a ser lo suficientemente lúcidos para crear el sostén cultural y artístico de este tiempo. Siento que para este tiempo no hay un correlato musical que acompañe desde su lugar las medidas que en otros ámbitos de la vida nacional está tomando la Presidenta, por ejemplo.”

“Este sería el tiempo de escuchar a artistas como Guillermo Klein, Nora Sarmoria, Lilian Saba, Carlos Aguirre, Richard Nant –redondea–. Sería el tiempo de Spinetta haciendo un concierto en la televisión. En este sentido, tenemos una deuda con la música que es altísima. No es posible pensar la música desde el adorno. La música es mucho más que eso y su profundidad es indispensable para acompañar este tiempo. Porque si la música es adorno, pierde su capacidad de estallido.”