Sábado, 24 de diciembre de 2011 | Hoy
TEATRO › OPINIóN
Por Eva Halac *
Siempre me pregunté por qué, para alguien que quiere producir su primera película en la Argentina el Instituto Nacional de Cinematografía le otorga un crédito de un millón de pesos (el 50 por ciento del costo total) y no hay créditos para el teatro. Me dicen que porque el cine es una industria. ¿Y el teatro no? El teatro es una empresa que da muchísimo trabajo a la comunidad: actores, directores, escenógrafos, músicos, vestuaristas, realizadores de todo, técnicos, operadores de luz y sonido, utileros, maquinistas, maquilladores, peinadores, vestidoras, diseñadores, asistentes, agentes de prensa, etc. etc. etc., y durante largas temporadas, sin contar las imprentas para afiches y programas, publicidad gráfica y vía pública, combis y motorhome de giras, hoteles, restaurantes... Hoy, producir una obra de teatro muy modesta en términos comerciales no sale menos de 500 mil pesos. Y el Instituto Nacional del Teatro ofrece para producir una obra 14 mil (monto máximo). El teatro comercial en Argentina es una industria que ofrece muchísimo trabajo y tiene riesgos económicos altísimos. Y el resultado (salvo honrosas excepciones) es que la mayoría de los proyectos tienen escaso riesgo artístico. Como la única entrada de dinero es la boletería, se aplican fórmulas consideradas seguras: obras extranjeras, temáticas de best seller, pocos actores, etc. ¿Será mucho pedir (en un país donde se destinan mil millones anuales del Estado para el fútbol) considerar al teatro una industria nacional? El apoyo mediante créditos a devolver en corto y mediano plazo favorecería también la incorporación de textos argentinos al mercado del espectáculo, equilibrando esta sensación de ser una sucursal de Broadway.
* Directora, titiritera, actriz, autora.
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