Maximiliano Guerra (director del Ballet del Mercosur): “La danza muchas veces no ha sido considerada profesión. Es un trabajo como cualquier otro, que requiere de mucho esfuerzo y dedicación. Hay que ponerle muchas ganas, y parte de una vocación y de un talento. El proyecto habla de los derechos de los bailarines como ciudadanos y trabajadores. Abarca todas las danzas y es un gran paso para el futuro de la comunidad de la danza en nuestro país”.

Mora Godoy (bailarina y coreógrafa): “La danza funciona a pulmón y gracias a un esfuerzo enorme. El proyecto es absolutamente importante, porque muchas veces estuvimos desamparados los bailarines. Nos seguimos sintiendo desamparados. Es muy importante la difusión, también el apoyo del Estado y de privados para poder generar muchos más espectáculos y grupos estables. Estaría buenísimo que hubiera una amplitud, también, para todos los que están estudiando y quieren bailar. Hay muy pocas compañías de baile y pocas posibilidades para tanta cantidad de estudiantes. Si hay más posibilidades, se ampliaría el público”.

Oscar Araiz (coreógrafo y director): “Esta es una ley que toma impulso ahora, pero muchas personas en determinados momentos se han ocupado de reavivar este concepto. Adhiero porque se trata de un proyecto que promueve la profesión. Hay cosas que no se pueden hacer solamente con leyes, pero siempre me parece muy positivo unificar las diferentes líneas”.

Margarita Fernández (vicedirectora del Ballet Folklórico Nacional): “Es un momento importante. Es necesario que los bailarines seamos oídos y apoyados. En nuestra carrera tan efímera, somos parte de la cultura, a través del movimiento. En 1990, en un congreso de la Unesco, se declaró que la danza hace mejores a los seres humanos. Es hora de que los argentinos tengamos una ley de danza. Los fundadores de nuestra compañía estarían muy contentos de que se generase esta ley, cuando tantas veces se peleó, desde la no popularidad. A los que venimos de formaciones en espacios como el Colón y después la peleamos desde nuestros grupos, nos costó mucho. Nuestros antecesores hicieron camino, nuestro deber es continuarlo”.

Omar Fiordelmondo (director del Ballet Folklórico Nacional): “Trabajo mucho en las provincias. En este momento estamos yendo a Jujuy. Está todo el mundo apoyando el proyecto, muchos grupos del interior. Están todos compenetrados y esperanzados por esta ley. Dentro de la danza privada podría poner lineamientos. En el interior uno trabaja sobre un marco sin regulación, aunque haya buenas intenciones”.

Patricia Baca Urquiza (bailarina): “El proyecto permitiría que los coreógrafos tengan un lugar de experimentación e investigación y los bailarines se sientan seguros y acompañados”.

Rodolfo Olguín (coreógrafo y docente): “En 1974 comenzamos a imponer con mi esposa, Noemí Coelho, la técnica del Modern Jazz. Gracias a nuestra labor se reconoció como materia para ser impuesta en las escuelas del Colón y del San Martín. Al mismo tiempo, creamos la compañía Modern Jazz Ballet, y seguimos trabajando en la docencia. Adhiero al proyecto de ley de danza con todo mi corazón porque los que trabajamos en forma independiente necesitamos una ley que nos proteja”.