- Lucas Miguel Tortorici (de Salta) juega al básquet en un club de barrio muy pobre donde su padre y su abuelo entrenaban cuando él era chico. La cancha está deteriorada, cuando llueve no pueden jugar, y Lucas quiere levantar el lugar en revisión televisiva del rescate alla Luna de Avellaneda que –según parece– tiene tela para cortar más allá de la versión de Juan José Campanella.

- Lorena Batlle Ojeda (de San Luis) vive con su madre y sus abuelos; tiene una hermana casada que no puede tener hijos porque su marido sufre de oligoastenosospermia, una afección que le produce poco esperma y de baja calidad. Para hacer un tratamiento de fertilización quedaban dos opciones de financiación: vender su única vivienda o participar en “Bailando por un sueño”.

- Karina Caregnato (de San Miguel, provincia de Buenos Aires) tiene una hermana que nació con esclerosis tuberosa, una enfermedad que no le permite desarrollarse mentalmente (tiene 26 años pero mentalmente es un bebé). Además sufre de síndrome de West, enfermedad que le provoca convulsiones. Quería arreglarle la casa para que pueda estar mejor y brindarle económicamente el tratamiento que necesita.

- Oscar Rubén Méndez (de Corrientes) tiene una alumna de salsa que es maestra de chicos discapacitados y quiso recuperar el centro en el que trabaja. A ese lugar en condiciones precarias ya entraron a robar varias veces y sus instalaciones están muy deterioradas.

- Lorena Paranyez (de San Justo, provincia de Buenos Aires) sufrió una terrible agresión con ácido muriático que, por el daño producido, terminó con su carrera como bailarina. El regreso al baile en el contexto del concurso le da a su caso (que sigue en las páginas policiales) un carácter de experiencia insólita y sin precedentes sobre el encuentro entre varios géneros de la narración: el melodrama, el policial y el concurso de habilidades.

- Darío Leandro Díaz Fassola (de Tucumán) es profesor de educación física en una escuela de alta montaña que tiene 150 alumnos y queda a 25 kilómetros de Tucumán. El alto valor emotivo de la historia contrasta con su compañera María Eugenia Ritó, protagonista de la guerra de famosos más resonante que hubo hasta el momento por un cruce de descalificaciones con el jurado.

- Viviana Pérez (de General Roca, Río Negro) se curó de un cáncer de mama y quiere ayudar al hospital de su localidad. Sigue haciéndose chequeos cada dos meses.

- Matías Ezequiel Ramírez (de Santa Fe) se vio afectado, como toda la provincia, por la brutal inundación de 2003. Las repercusiones siguen hasta hoy, y él quiere ayudar a una escuela muy concurrida por chicos golpeados y carenciados.

- Manuel Rodríguez (de Posadas, Misiones) pretende ayudar a su madre, a la que no podían financiarle una operación que la aliviara de su problema inmovilizador en la columna. Vive en una pequeña casa que era local de venta de carnicería, con roperos como paredes, junto a su madre, cinco hermanos y tres sobrinos.

- Fabiana Limanski (de Bahía Blanca) quiere ayudar al hospital zonal de neonatología que no tiene suficientes recursos para atender a los 3800 partos anuales.

- Leonardo Leonel Picinato (de Santiago del Estero) a pesar de tener una complicada situación económica familiar quiere destinar el premio a la escuela de su pueblo natal a la que le faltan hasta los baños.