Miércoles, 24 de diciembre de 2014 | Hoy
TEATRO › OPINIóN
Por Luis Cano *
Otro año intenso y demasiado rápido. Y otro efímero balance que no trata de conciliar. En una caja guardé los programas de mano de las obras que vi. La mayoría, folletos que representan el formato de tarjetas postales –una costumbre que empezó a mediados de los años noventa y todavía sigue–. Por lo general, no contienen información ni tratan de volverse un recuerdo, solamente anuncian el espectáculo como parte de la burocracia de lo que todavía se llama prensa y difusión. Casi ninguno publica parte de los textos dramáticos, sólo frases convertidas en lema, algún slogan. Tampoco pequeños ensayos o manifiestos. ¿Precariedad? Sí aparecen los logos del INT, de PROteatro, del FNA. ¿Y qué dicen estos logotipos? Que son obras creadas mediante la contribución del Estado. Estos volantes pasan de mano y se tiran, y es una pena porque el teatro tiene pocos portavoces –en diarios y revistas el teatro tiene los peores lugares–. ¿Otra fragilidad más? En mi opinión, tuvimos el año teatral que nos merecemos como espectadores. Sí, porque creo que la propuesta de teatro se parece cada día más a su público. Valdría la pena que la crítica analizara esta similitud. Fue intenso, fue rápido. En el año 2014 a veces no pasaba nada y ningún amigo podía recomendar una obra para ver, pero después y de repente no había tiempo para ver todo lo que había en cartel. “Tales eran las costumbres de la época”, habría dicho el viejo ensayista del siglo XX. Decía que fue un año intenso. Pude ver obras cargadas con tintes románticos, poesía, embriaguez, amor, alguna fiebre. No las nombro porque no quiero hacerme el boludo con nadie, pero fueron obras deliciosas y sus creadores saben de mi aprecio. Para ellos, mi reconocimiento.
* Poeta, dramaturgo, actor y director.
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.