- Como suele suceder en los shows multitudinarios, quienes salieron con tiempo tuvieron el premio de un acceso tranquilo. A la hora de la apertura de puertas y a pesar de la lluvia que empezaba a caer, el río de autos que llegaba a la ciudad se movía despacio pero constante, guiado por policías con megáfono y carteles con la lengua stone indicando los accesos. A medida que avanzaron los minutos, claro, el tránsito se fue espesando y hubo que armarse de paciencia.

- La lluvia, además, modificó el habitual panorama de la avenida 32, uno de los clásicos accesos al Estadio Unico: las chicas y chicos que mataban la espera no andaban desparramados por la zona sino que se amuchaban bajo los árboles, tratando de buscar un reparo que, a la vista del estado de sus ropas, resultó más bien ineficaz.

- El puesto de merchandising era un verdadero supermercado Stone. La oferta incluía artículos bien diversos, según el bolsillo del interesado, y arrancaba en los 50 pesos que costaba un sticker. El cartel se completaba con pulsera (100), llavero (150), taza (250), encendedor Zippo (300), body de bebé (300), remera niño (390), libro del tour (400), remera (400), mate (600), buzo, camiseta de fútbol (800) y campera de jean (1200).

- En La Plata hubo otro destinatario de grandes ovaciones, que no estaba en el cartel: cuando fue detectado ingresando al palco de honor, Charly García fue celebrado con un aplauso general y el “Olé, olé, olé, olé, Charly, Charly” de rigor. Acompañado por Fabián Quintiero, el prócer (que el viernes por la noche estuvo tocando en el bar del Hotel Faena con Mick Jagger y Ron Wood como ocasionales espectadores), alzó los brazos y saludó a la multitud. En este VIP se vio además, entre otras figuras, a Pablo Echarri y a Nancy Duplaá.

- Afuera del Estadio Ciudad de La Plata hubo corridas y balas de goma. Poco antes de que empezara el recital, un grupo de fans intentó ingresar sin entrada o con tickets falsos y fue reprimido por la policía.