Miércoles, 23 de mayo de 2007 | Hoy
MUSICA › OPINION
Por Miguel Angel Gutierrez *
Escribió Ata alguna vez: “A veces no comprendo mi rodar por el mundo / este medir la tierra y el camino y el mar / Esto que siendo simple, se ha tornado profundo. / Voz que ordena mi paso, más allá... más allá”, y es este verso una síntesis ejemplar de su derrotero por el mundo. Allí reflejó el alto acatamiento que Héctor Roberto Chavero hizo de su arduo destino, desde el adolescente deslumbramiento tucumano hasta la última visión que tuvo en Nimes, Francia, hace ya 15 años. Porque el de Yupanqui fue un solo e inacabable viaje por el mundo, y la suya, una única canción en la que intentó revelar todos los enigmas del paisaje y del hombre. Tal vez en el último instante de ese fantástico magisterio que fue su vida haya cumplimentado el vaticinio con el que concluía aquella canción cuando decía... “A veces no comprendo por qué camino tanto / si no he de hallar la sombra que el corazón ansía / Quizá un profundo acorde, profundo como un llanto / he de encontrar un día... he de encontrar un día”.
* Periodista especializado en folklore.
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