Sábado, 28 de mayo de 2005 | Hoy
Como desorden glandular, la acromegalia también se encuentra en los animales. Los rasgos llamativos, agrandamiento del sistema muscular y óseo, son similares. Y resulta de especial interés para los dueños de mascotas el saber que la enfermedad existe tanto en perros como en gatos, aunque con orígenes metabólicos diferentes. En los mininos el desorden hormonal es muy similar al de los humanos. Un acápite del respetado Manual Merck de Veterinaria explica que “la acromegalia felina puede afectar a gatos adultos de entre 8 y 14 años y se ensaña generalmente con los machos (algo curioso, ya que en los seres humanos la afección trata a los sexos con igualdad). La afección suele estar acompañada de diabetes. Y –como terapia– se puede recurrir a la radiación ya que los medicamentos usados en humanos no parecen brindar resultados efectivos”.
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