Al listado de estrategias de moda y del mercado del lujo predicados por Karl Lagerfeld para Chanel – de simulacros de casinos, aeropuertos, supermercados o bistrós y que sin duda alcanzará su máxima provocación en el desfile de 2016 que la firma celebrará en Cuba el martes 1 de diciembre–, se sumó una recreación del estilo francés en Roma y en los míticos estudios Cinecittá. Las publicaciones de moda online se hicieron eco de los 98 looks de la colección Métiers d’Art que se pasearon por la pasarela, dispuesta en un set que simulaba rincones de París pero en Roma. Un paneo por el look book y su centenar de estilos indica que Chanel en su anticipo del invierno 2016-2017 con abordaje en el rescate de oficios, dio protagonismo a las medias de encaje, a los zapatos y sandalias con aditivos de perlas blancas, aunque también hizo lugar a los zapatos bicolores con taco bajo, borceguíes negros y botas de tweed. Una primera aproximación al estilismo denotó un crisol de estilos y de culturas (¿las de las consumidoras de la marca?) o una alusión a los infinitos films y tramas que se rodaron en los platós de Cinecittá. Lo disparatado fue que la locación parisina de ficción romántica mostró un clima muy ajeno al de París luego de los ataques terroristas del 13 de noviembre. O en otras palabras la postal de París sin conflictos que muchos querrían conservar en su memoria. El guión del fashion show hizo lugar a vestidos cortos y largos en modos mini y midi realizados en tweeds y reformulaciones del clásico tailleur. Vestidos de cuero negro matizados con volados blancos y largos abrigos. Pantalones holgados y transparentes. Vestidos largos y negros abrigados con capitas de tweed en tonos pastel. Faldas de vinilo de estilo trasnochado, con tops blancos de jersey. El emblemático matelassé mutó en bastidor para una falda lápiz y una chaqueta, la llevó una modelo rubia con apariencia de Lolita y una peinado batido a lo Brigitte Bardot. La modelo argentina Mica Argañaraz se paseó con un vestido de flapper cruza con gitana en negro. Asomaron modelos masculinos vestidos con faldas encima de sus pantalones, así como también los varones iban engalanados con blusas blancas con mangas globo y abalorios. Abundaron los collares de perlas y de cuentas pero también emergieron curiosos collares de perro de estilo punk. Pero la elección de instalarse en Cinecittá y junto a escenografías que simularon panaderías y cafés franceses, el metro de París, respondió además a otra estrategia de marketing: exhibir el corto “Once and Forever” protagonizado por la joven actriz Kristen Stewart, emulando a Coco Chanel en su juventud y en versión Cocopunk como la protagonista de Crepúsculo y a Geraldine Chaplin oficiando de Coco adulta. El guión, con saltos argumentales representa la preproducción y algunas escenas de una biografía de Chanel, tan inconclusa como deliberadamente fallida. Asoman también la modelo Jamie Bochert, se escuchan cadencias de un tango de Cadícamo y los biombos Coromandel adquieren protagonismo. Otra nota de color remite al diario editado en ocasión del desfile: se lo llamó The Roman Express y su portada mostró una foto de Coco Chanel junto a Jean Cocteau y a la mecenas Francine Weisweiller.