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Viernes, 30 de abril de 2004

SOCIEDAD

Control popular

Marta Arriola es psicóloga social y una de las tres integrantes mujeres del grupo que encabeza León Arslanian en el Ministerio de Seguridad bonaerense. Su rol será el mismo que ocupó durante la primera gestión del ministro: articular los foros vecinales para que sean los más efectivos controles del accionar de una policía cuestionada hasta el más absoluto descrédito.

 Por Luciana Peker

Ningún plan de seguridad puede funcionar si la policía está metida en el delito”, dictamina Marta Arriola, la nueva subsecretaria de Relaciones con la Comunidad del Ministerio de Seguridad bonaerense, que reimpulsa los Foros Vecinales de Seguridad en la Provincia de Buenos Aires. “La gestión externa es clave para terminar con la corrupción policial y los vecinos son los que realmente saben qué pasa en la comisaría de su barrio”, puntualiza.
“Mano dura, mano dura, con ese camelo nunca se arregló nada”, dice un señor pelado y de bigote, con la mano acurrucada, en gesto de pregunta, desde una historieta que promueve la participación en los Foros Vecinales y que fue repartida durante la primera gestión de León Arslanian en el Ministerio de Seguridad, cuando ella ocupaba el mismo puesto que ahora vuelve a ocupar.
Arriola está de vuelta y la historieta también, después del exilio al que los había confinado Carlos Ruckauf cuando le dio status oficial al cliché de la mano dura. Ella cree que, en la gestión Arslanian II, la política de prevención y participación ciudadana no va a correr de nuevo la suerte de un barrilete con los vientos del humor de la opinión pública. “La seguridad necesita políticas de Estado que no se den vuelta por campañas mediáticas”, dice y se anima, incluso, a cuestionar a Juan Carlos Blumberg. “Su propuesta de elegir por voto a los comisarios es un disparate, una locura. Si sabemos que hoy recaudan. ¿Cuánto van a recaudar para hacer una campaña “Juan Pérez, el mejor comisario”?”, se pregunta esta psicóloga social de 44 años –que se define como “educadora popular” y viene de dirigir un proyecto de banco para pobres (“El banquito”) en el Ministerio de Desarrollo Social–.
–¿Cómo llega una psicóloga social al Ministerio de Seguridad?
–Yo militaba en la agrupación “Liberación Nacional” y llegué acá, en 1998, como jefa de Gabinete de la intervención de Luis Lugones que descabezó a la cúpula policial y después continué en la gestión deArslanian. Fue como estar en un parto. Pero el proceso quedó trunco... fue una salida... a patadas, con una propuesta que se daba de cabeza con lo que habíamos construido. Nosotros teníamos 384 foros vecinales de seguridad, ahora quedan 165, de los cuales el 80 por ciento no existe. Me di cuenta de todo lo que habíamos hecho por la saña con la que lo destruyeron.
–¿El gobierno de Ruckauf desarticuló adrede la participación de la gente?
–La aniquilaron. Fue una decisión política e ideológica.
–¿Para concentrar el manejo de la seguridad en el poder político y policial?
–Exactamente, redujeron la seguridad a un problema policial. Y el problema de la inseguridad no se aborda con más policía, más patrulleros, más poderes a la policía, más leyes duras, más penalización.
–¿Cuál es la propuesta del proyecto de participación comunitaria?
–Que la ciudadanía controle la gestión de la policía. Si nosotros no logramos poner en marcha la participación comunitaria, la reforma no tiene destino.
–¿Cómo se puede ejercer ese control? ¿Cómo hacen los vecinos para denunciar la corrupción o la ineficacia policial sin sufrir venganzas?
–Los vecinos tienen que hacer un control de gestión externo porque la policía tiene un profundísimo problema de corrupción con ligazones en el poder político y judicial, es así y lo sabe cualquiera. Por eso, ahora hay que volver a generar un espacio creíble. Ya estamos planificando la salida a todos los municipios del conurbano para que los sectores de la comunidad (Iglesia, gremios, organizaciones no gubernamentales) se reúnan y formen un foro vecinal de seguridad en la jurisdicción de cada comisaría. A la vez, los foros eligen un órgano de representación que está integrado por dos o tres personas, con contacto directo con nosotros, sin intermediarios. Aquí procesamos las denuncias y si es necesario la canalizamos penalmente sin exponer a la población. Esta gestión tiene todo el respaldo político para ir a fondo. Sabemos que contamos con el problema del miedo de los vecinos a denunciar y portamos en nuestra mochila con la experiencia de la gestión anterior donde tuvimos muchas amenazas; yo tuve algunas, pero más que nada muchas organizaciones detectaron personas que intentaban inmiscuirse en el espacio para llevar y traer información. Por eso chequeamos a las organizaciones que participan en el foro para asegurarnos que no sean intrusos.
–¿La unión de los vecinos lleva a la prevención del delito?
–La problemática de seguridad es compleja y profunda; la raíz de la violencia es la exclusión y las principales víctimas están en los sectores más pobres.
–Pero es cierto que la opinión pública exige medidas contra la inseguridad más allá de las políticas sociales. ¿Hay alternativas al aumento de la represión que puedan disminuir la violencia?
–Sí, por eso son importantes los foros vecinales. Ese es un trabajo bien interesante que se llama “alerta temprana” con planes de cuidado entre los vecinos y de comunicación con la policía. La prevención es muy importante, pero no funciona si el referente policial de la comisaría está involucrado en el delito. Yo estoy segura de que muchos funcionarios policiales van a entender que es una de sus últimas oportunidades para recuperar el prestigio perdido; muchos quieren reencontrarse con la comunidad, aunque es cierto que muchos otros están en negocios. Esto es así. El que entienda el mensaje seguirá en el trabajo y con el que no lo entienda se tomará la decisión que haya que tomar, según el delito que haya cometido, mientras se recluta nueva policía. Si la policía está metida en el delito, no puede funcionar ningún plan de seguridad. Eso hay que atacarlo ya. Los tiempos son cortísimos.
–¿Cómo es ser mujer en este puesto? ¿La respetan o la subestiman por ser mujer?
–No tuve episodios de subestimación directos.
–¿Indirectos?
–Algunos creen que por ser mujer sos tierna o blanda y te pueden pasar. Creen que te pueden seducir o convencer. De esto también uno aprende. A veces te la comés, pero cada vez menos. Alguno se sienta adelante mío y me cuenta una situación creativa, válida, novedosa y a la vuelta de la esquina me encuentro con la comunidad que me dice “¡Por favor!”.
–¿Qué opina del efecto Blumberg?
–Yo respeto a Juan Carlos Blumberg en su dolor, él está en pleno duelo como papá. Pero el viernes pasado nos encontramos en una marcha en Esteban Echeverría y le dije personalmente que hay que transformar la movilización en una propuesta sostenida en el tiempo. Hay mucha gente que ni siquiera reflexiona sobre el petitorio que está firmando. El me dijo que estaba armando la Fundación Axel Blumberg. Después de él atendí a una señora muy humilde de Florencia Varela a la que le mataron a un hijo. ¿Qué diferencia hay entre Axel y el hijo de esta señora? Son dos jóvenes, dos vidas, de condiciones distintas. Además, pienso que la solución no son nuevas leyes, si tenemos una ley de seguridad impecable, pero hay que hacerla cumplir. Su propuesta de elegir por voto a los comisarios es un disparate, una locura. Si sabemos que hoy recaudan. ¿Cuánto van a recaudar para hacer una campaña “Juan Pérez, el mejor comisario”?

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