ARTES
De atrás a delante
June Brown es la esposa detrás del gran fotógrafo Helmut Newton, célebre por sus imágenes de modelos vestidas sólo con sus tacos aguja.
Aunque después de la publicación de su libro, Mrs Newton (Taschen, 2004) se pueda suponer que en realidad era ella la que marcaba los pasos más osados en el camino de la obra de su marido.
Por Victoria Lescano
Para disuadir a los creyentes de que Helmut Newton (célebre retratista alemán cuya marca de fábrica fueron producciones de moda con desnudos apenas vestidos con tacos de vértigo) fue el autor más perverso de la fotografía de moda del siglo XX, vale remitirse al libro Mrs Newton, suerte de biografía, diario íntimo y recopilación de obras fotográficas de su esposa June, publicado por Taschen y que fuera lanzado apenas unos días después del 23 de enero de 2004 cuando Helmut Newton murió a bordo de un Cadillac y el accidente fue considerado su última gran puesta en escena.
Además de haber sido la curadora de todos los libros de imágenes de Newton y de sus muestras, y directora del documental Helmut by June, desde 1970 hasta la actualidad, la mujer de Newton llevó adelante su labor fotográfica escudada bajo el nombre de Alice Springs, un pseudónimo que tomó prestado de una ciudad australiana.
En los años ‘50 y los ‘60 fue actriz, protagonizó Salomé en una puesta del teatro Arrow de Melbourne –su ciudad natal– (esa personificación quedó documentada en la portada de Mrs Newton, que la muestra con un fabuloso atuendo color plata y con tiara); también fue Juana de Arco, hizo de Marilyn Monroe en recreaciones de La comezón del séptimo año y Bus Stop. Uno de sus últimos trabajos como actriz fue en 1956; la pareja se radicó temporariamente en Inglaterra y mientras ella protagonizaba seriales para la BBC, Helmut tuvo un contrato de un año en Condé Nast, los editores del Vogue británico.
Vogue fue para Helmut una experiencia sin dudas nefasta y sobre la que destacó el tedio de tener que fotografiar a mujeres con vestiditos y collares de perlas arreglando floreros, por entonces el lugar común en la fotografía de moda, y huyó nuevamente de Europa hacia Australia, como lo había hecho unos años antes durante la ocupación nazi.
Se pueden hacer varias lecturas sobre la obra de June. La urgente, que se desprende de la observación del retrato drag que tomó a su esposo Helmut, vestido con una camisa blanca, sombrero panamá de ala inclinada y los pies sobre tacos stilettos, es que ella fue la verdadera provocadora y la principal influencia del morboso estilo Newton.
La idea se acrecienta en los fragmentos autobiográficos que narran tanto escenas de acoso sexual en un frigorífico (muy dignas de tramas de films de Isabel Sarli), un vecino que le roba la ropa interior o un fan que le transmite mensajes obscenos por teléfono y por correo.
June y Helmut se conocieron en 1947 cuando ella, por entonces llamada June Brown, asistió a un casting de modelos: el flechazo fue instantáneo y al día siguiente ya paseaban en un viejo Ford apodado “Verónica” (parece que los Newton compartieron el fetichismo por autos a los que dieron nombres de mujer) y se casaron en marzo de 1948.Por entonces Helmut era pobrísimo (si uno compara sus ingresos de entonces con las cifras millonarias que facturó desde que innovó la estética de producciones de moda desde las páginas del Vogue francés a mediados de los ‘70) y el clan de mujeres que había criado a June, tanto su madre como un falsa tía llamada Maudie (aparece mencionada y hasta fotografiada haciendo acrobacias), inicialmente se opuso a la boda.
Pero June estaba harta de los novios insulsos –entre ellos un marine norteamericano llamado David que solía enviarle ramos de gardenias blancas– y vio en Helmut un hombre con garra, en todos los aspectos de la palabra, desafió los mandatos y se fue de luna de miel en una carpa.
La compilación de trabajos fotográficos de la señora Newton tiene distintos apartados. Por un lado, los retratos elegantes: Hubert de Givenchy en su atelier parisino circa 1978, Yves Saint Laurent y su perrito Hazle, Vivienne Westwood en su etapa de lady.
Otras secuencias están destinadas a los retratos freaks, los cuales contemplan un grupo de Hell Angels en su club y parejas sosteniendo a bebés que lucen cual muñecos de cera o niños muertos.
Esa categoría incluye un retrato de su esposo Helmut, vestido con bata floreada en la sala de terapia intensiva del hotel Lennox Hill de Nueva York, tomada en 1971 luego de que fuera víctima de un infarto (un momento en el que, según los estudiosos de Newton, se desató la etapa más sexual de las fotografías de Newton).
Los recursos medicales volvieron a tentar a June treinta años más tarde, cuando se autorretrató con máscara de oxígenos y sondas, mientras estuvo internada en un hospital de Los Angeles.
Además de fotografiar a las actrices Anjelica Huston, Nicole Kidman, y a los músicos David Byrne y Sting, también documentó a estrellas de la fotografía: Tom Kelly, el autor de los desnudos de Marilyn Monroe para un calendario, firmando esas fotos que los Newton compraron en una subasta a Robert Mapplethorpe, y también a William Klein mientras filmaba cómo fotografiaba su colega Richard Avedon.
June no se conformó con fotografiar a Helmut en versión drag; también lo registró con lente morbosa mientras él reflejaba a mujeres desnudas. En el libro se reproducen también desnudos de June tomados por Helmut, tanto en la casa del sur de Francia, mientras ella regaba el jardín vestida con shorts, zapatillas un gorrito y en topless, o bien otros desnudos domésticos –ése fue uno de los grandes temas de la obra de Helmut–, cepillándose los dientes y en pantuflas en un piso de Le Marais, el primer hogar de los Newton en París.
En los textos de Mrs Newton, en su mayoría narrados en primera persona, la señora Newton menciona sus comienzos como fotógrafa: “Cuando fuimos a vivir a París entendí que mi carrera de actriz no tenía futuro, Helmut ya se había consagrado en la revista Vogue y el día en que escuché a una modelo en el teléfono exigiendo que el señor Newton y sólo él la acompañara a un desfile de Dior, entré en crisis. Primero me puse a pintar, hasta que un domingo en que Helmut estaba en la cama con gripe y tenía que fotografiar una campaña para los cigarrillos Gitanes, yo me ofrecí a hacerlo por él. Sólo le pedí indicaciones y precisiones técnicas, y cuando unos días más tarde vi el cheque a nombre de Helmut entendí que ya estaba en el negocio”.
Los siguientes primeros trabajos de June fueron ofrecidos por un amigo que trabajaba en una agencia de publicidad, y también por el peluquero Jean Louis David, quien le encargó ser la fotógrafa de sus campañas (las tomas incluyeron a falsas reinas de belleza, mujeres presa de colapsos gritando frente a espejos y también jóvenes de peinados sauvage caminando acompañadas de una monja que, curiosamente, protagonizó el mismísimo Helmut).Entre 1974 y 1975, Alice Springs firmó portadas para la revista Elle; en los años ‘80 fue paparazza en el Festival de Cannes por encargo del periódico Libération.
En 1990, cuando los Newton empezaron a vivir entre Montecarlo y Los Angeles, los retratos oscilaron entre tomas de ese principado con otras de los falsos príncipes de Hollywood.
En medio de todo ese aparente glamour, Alice Springs Newton no temió dejar también al desnudo sus desbordes emocionales: confiesa que odió cuando Helmut quiso sorprenderla con un hogar verdadero en Australia, que también detestó el primer hogar realmente chic de París, rasgos dignos de una mujer que tuvo una infancia nómade y creció en numerosas casas y granjas prestadas de Australia. También transcribe detalles de la violencia implícita en el lifting que decidió hacerse cuando cumplió 67 años. “Siento que mi cuello se rompe y mi espalda también. Pido a gritos más anestesia para calmar el dolor.”
Las secuencias fotográficas culminan con una fiesta del 50º aniversario de bodas del matrimonio Newton en Hollywood, ocasión en la cual las señoras –entre ellas estaban la modelo Peggy Moffitt y Audrey Wilder– lucieron galas de soirée y los caballeros, tuxedos (cuya pompa Helmut quebró con el uso de zapatillas) y también los portraits del sistema hollywoodense actual. Tal vez porque, como rescató June Newton de los días anteriores a escudarse bajo el pseudónimo Alice Springs, “de pequeña sentía devoción por las estrellas de Hollywood, eran mi religión, no sólo escribí cartas de admiración a Norma Shearer, Claudette Colbert y Gary Cooper; rezaba plegarias en sus nombres”.