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Viernes, 18 de noviembre de 2005

EDUCACIóN

Maquillaje para conservadores

Empaquetar en palabras casi libertarias, o tremendamente modernas, viejos argumentos reaccionarios parece ser el atajo elegido por el conservadurismo global para retener viejos fieles o reclutar a algunos nuevos. El creacionismo, la ignorancia de la educación sexual y la Biblia como libro de ciencias vuelven a aparecer en el horizonte.

 Por Luciana Peker

Confusiones ¿casuales?: ni el diseño inteligente, ni la educación sexual, ni la libertad de enseñanza son –o pueden ser– lo que parece que son. El diseño inteligente, en Estados Unidos, es una manera de plantar la Biblia por sobre Darwin, la educación sexual es el nuevo nombre que los voceros eclesiásticos le pusieron –en la Argentina– a la defensa de la abstinencia como única enseñanza posible en las escuelas y la libertad de enseñanza –en España– es la estrategia de la Iglesia Católica de pelear en contra de los recortes a las subvenciones estatales a los colegios religiosos que planea el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.

La globalización de la confusión no es casual. El marketing religioso encontró nuevas y mejores aristas de pelear por sus –para muchos, caducos– preceptos. El reality funeral del papa Juan Pablo II –transmitido en vivo y en directo al calor del imán televisivo– fue una muestra de cómo la Iglesia aprendió a aggiornarse, si no en sus sermones, al menos sí en sus formas de transmitirlos. El catolicismo sigue hablando de esos temas que en la sociedad moderna son más tabú que nunca –el dolor, la enfermedad y la muerte– y supo hacer de eso un espectáculo digital (si no, pregúntenle a Daniel Scioli, que disparó su celular al paso del cajón papal). El mensaje es el mismo, el messenger no.

Alcoyana, Alcoyana, saquen una hoja

Otra coincidencia: no sólo en Argentina, España y Estados Unidos la forma de decir las cosas es nueva y confusamente efectiva, sino que en los tres casos los blancos de los fundamentalistas religiosos –protestantes o católicos– están enfocados en retener o renovar su poder dentro de las aulas. Por tradición o por redes escolares –en España y Argentina financiadas en gran parte por subvenciones estatales que convierten a los colegios religiosos en los únicos privados accesibles–, el gran fuerte de los sectores conservadores es su poder discursivo en la educación.

“Si una adolescente de 15 años tiene derecho a retirar un anticonceptivo, ¿cómo no va a tener derecho a informarse? –se pregunta la médica Mabel Bianco, presidenta de la Fundación de Estudio e Investigación de la Mujer (FEIM)–. La educación sexual es un componente básico del derecho a la información de chicos y chicas. No se puede ser esquizofrénico y, después de aprobar la ley de salud reproductiva, no aprobar la educación sexual. El problema es que las áreas de educación están muy vinculadas a la estructura de la Iglesia y los gobiernos se dejan intimidar.”

Silencio escuela

En la Ciudad de Buenos Aires se da una situación ilógica: los adolescentes pueden retirar anticonceptivos (incluso de emergencia) en los hospitales, pero no se puede hablar de anticoncepción en las escuelas, las parejas gays tienen derecho a unirse civilmente pero no se puede hablar de orientaciones sexuales en las aulas. “No tenemos hospitales religiosos, en cambio, sí hay escuelas católicas”, explica una funcionaria del Ministerio de Salud a la hora de explicar las diferencias con el Ministerio de Educación. De hecho, si hace dos años que el proyecto de educación sexual no puede tratarse en la legislatura porteña, no es porque el tema sea polémico. El 66% de los 26.980 votantes de Clarín.com del 15 de noviembre opinó que la educación sexual debería ser obligatoria en todos los colegios, el 27% que sólo en la educación secundaria y apenas el 6,2% opinó que no debe ser obligatoria y que sólo la familia debe ocuparse del tema. La educación sexual está pateada para el 2006 sólo porque los sectores religiosos tienen poder, no consenso. Y encontraron un truco: antes decían que estaban en contra de la educación sexual, ahora que están a favor, pero que no debe ser obligatoria y que sus contenidos deben ser delineados por los colegios y los padres (o sea, lo mismo que pasa ahora, pero con el nombre de educación sexual).

En España, la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega no se achicó después de la marcha del sábado 12 de noviembre (que reunió a 400.000 personas) para protestar contra los recortes a las subvenciones a los colegios católicos y a que la materia “religión” deje de ser obligatoria, pase a ser optativa y no evaluable. “El dinero para la Iglesia (hoy se calcula en un gasto de tres mil millones de euros) tendrá que ir a menos y la nueva Ley de Educación seguirá adelante”, reforzó. En Estados Unidos, mientras tanto, el Arca de Noé vuelve a las aulas y no como fábula. El 8 de noviembre el Consejo de Educación de Kansas aprobó nuevos planes de estudio que hablan de “diseño inteligente”, la nueva estrategia de Dios (o sus fieles seguidores) para meterse en los apuntes y arrinconar la teoría científica de Darwin sobre la evolución y la Constitución norteamericana, que prohíbe promocionar la religión en las escuelas.

Good bless you!

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Imagen: Bernardino Avila
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