Viernes, 15 de septiembre de 2006 | Hoy
VIOLENCIAS
Ramona Nicolaza Mercado, “Peli”, tenía 13 años en abril de 2005, cuando desapareció a cinco cuadras de su casa, en La Rioja. Desde entonces, ni la policía ni la Justicia provinciales supieron dar respuestas a las preguntas de su familia. Su tía tuvo que viajar hasta Buenos Aires para enterarse de que un testigo la había visto en un prostíbulo de Córdoba, que los datos permiten sospechar firmemente de una red de trata.
Por Luciana Peker
A partir de las 20.30 del 26 de abril del 2005 no se supo, o no se quiso saber, nada más de ella. Ese día, en La Rioja, desapareció Ramona Nicolaza “Peli” Mercado. Tenía 13 años y hoy tendría 15. ¿Tendría o tiene? No se sabe. Peli no está. O sí. Está desaparecida. Todavía, hoy, ahora, está desaparecida. Hay pistas firmes –el reconocimiento de un testigo que declaró haberla visto en un prostíbulo de Córdoba– que indican que Peli estaría secuestrada por una red de trata de mujeres.
“Impunidad es lo que sobra en La Rioja. Por eso, queremos que la busquen a nivel nacional e internacional”, subraya su tía María Mercedes Yacante, una ex policía que vino a Buenos Aires para denunciar su caso ante el Programa Nacional Anti Impunidad, del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos. La causa por la desaparición está caratulada como “privación ilegítima de la libertad” y dice que Peli tenía o tiene (en ese presente entre paréntesis de las mujeres desaparecidas) tez trigueña, un metro sesenta, ojos color marrón claro, cabello castaño largo hasta los hombros y contextura robusta. Su tía desata las palabras de la causa judicial y a la contextura robusta le da forma de vida cotidiana. “El 26, Peli fue al colegio Humberto Pereyra (donde cursaba noveno año), rindió matemática y se sacó un 10. A las 19.30 se preparó la merienda, que era infaltable para ella, porque era de buen comer –recuerda su tía y se ríe recordando a Peli en el sagrado ritual de la leche–, se sirvió dos tazas de chocolatada con tostadas con mermelada y manteca y quedo con la mamá –Bety– de ir a devolverle un pantalón negro a mi otra hermana –Viviana– y unas botas que ella le había prestado para ir a una fiesta de 15. Estaba a cinco cuadras, pero nunca llegó. Entre las 20.30 y las 21.00 a ella se la llevaron. Y nunca más una noticia, ni un llamado, nada.”
Cuando la familia fue a hacer la denuncia, la policía les dijo que tenían que esperar 24 horas. Después de un día les tomaron la denuncia, pero por fuga de hogar. “Nosotros decíamos que ella no se había ido, pero ellos decían que así era el reglamento. Al mes recién la denuncia fue por desaparición”, describe su tía. “En La Rioja es como que se la tragó la tierra. Nadie vio nada. Nadie sabe nada. Tuve que venir a Buenos Aires para enterarme acá que había sido identificada en un hotel en el que se hizo un allanamiento. Nunca se nos dijo que había sido reconocida por alguien en Córdoba”, crítica Yacante.
En la causa judicial consta que el dueño de un hospedaje de la ciudad de Córdoba, Alejo Villarreal, reconoció la foto de Peli Mercado como una de las tres mujeres que acompañaban a Julio César Romero y que, presuntamente –de acuerdo con la declaración de un remisero– habrían trabajado como “coperas” –según cataloga el expediente– en el boliche La Chicholina, ubicado en la ruta número 9 norte, kilómetro 748 (camino Los Molles). Incluso, el hotelero dice que le pidió a Romero los documentos de la joven –identificada por él como Peli– porque le parecía menor de edad y que él no se los entregó a pesar de su insistencia. No hay certezas sobre el paradero de Peli. Pero hubo sí una pista firme que la familia ni siquiera conocía.
En La Rioja, el ministro de Gobierno y Derechos Humanos, Alberto Paredes Urquiza, reconoció el viernes 12 de mayo de este año: “Es muy probable que se trate de un caso de trata de blancas”. El diario provincial El Independiente también publicó que el funcionario aseguró: “La policía hace un despliegue permanente en todo el país tratando de dar con el paradero de Peli y no medimos esfuerzos para lograrlo”. Pero su familia piensa lo contrario. “Si les decimos que vayan a buscarla a Santiago del Estero porque tenemos una pista nos dicen en Tribunales que no tienen para el combustible, ni los viáticos. No sé cómo puede ser que no tengan fondos para movilizarse en los procedimientos. Tendrían que allanar todos los prostíbulos de todas las provincias porque a ella la vieron viva.”
Las declaraciones de Paredes Urquiza testimonian que en la Argentina ya hay funcionarios que reconocen la existencia de redes de trata de mujeres y que hay mujeres argentinas que permanecen secuestradas en esas redes. Ahora hay chicas que no aparecen y, sin embargo, ni La Rioja ni el resto del país parecen dados vuelta buscando a Peli Mercado.
¿Cómo empezaron a pensar ustedes que Peli estaba secuestrada en una red de trata de mujeres? –preguntó Las/12 a su tía.
–Porque veinte días antes de la desaparición de Peli secuestraron a otra chica –de la que se resguarda la identidad porque es menor– en la puerta de la Iglesia Universal del Reino de Dios y esta chica fue encontrada. A ella la sueltan porque la pareja que la tenía secuestrada empieza a discutir porque el hombre dice que quiere ser el primero en abusar de ella y la mujer le dice que no, porque si era abusada no les iban a pagar la misma plata. Esta chica fue liberada pero sigue sufriendo amenazas. Esto es una mafia, en donde está metida la policía, los gobernantes y los jueces. Ellos saben lo que está pasando, pero no hablan porque tienen miedo. Esa es la verdad.
En el expediente judicial hay versiones de que la familia maltrataba a Peli, que ella se había enterado que no era hija biológica y que la podría haber matado la familia.
–Ella es adoptada, pero no es cierto que lo supo en el momento de su desaparición. Al principio decían que a Peli la maltrataban y que se había ido. Pero ella dejó su documento y 35 pesos que tenía de vender cosméticos de Gigot. Es todo para tapar que el gobierno y la policía saben dónde está mi sobrina. Siempre hacen lo mismo: tratan de mostrar como culpable a la víctima y de soltar al victimario.
El ministro Paredes Urquiza admitió que la desaparición de Peli podría ser un caso de trata.
–Recién al año y cuatro meses admite que hay trata de blancas cuando la trata ha existido siempre en La Rioja. Quieren tapar el sol con un dedo y no se puede. La policía va a hacer un allanamiento y llevaban fotos de mi sobrina que le muestran a un dueño de un hotel y él la reconoce. ¿Cómo puede ser que a nosotros no nos hayan dicho nada que la habían reconocido en Córdoba? Y además desaparecieron computadoras, agendas y disquetes que servían de pruebas de todo esto. Pero ahora no pueden negar la vinculación por el lado de la trata porque la vieron con gente que trabaja de la prostitución.
Los 15 siguen siendo ese tic tac que separa –todavía más en el interior que en Buenos Aires– a una chica de una mujer. A los 15 no llegó, o si llegó, pero sin que ni el Estado ni su familia sepan dónde ni cómo, Ramona. O mejor, Peli, como ella elegía que la llamen. El día que hubiera cumplido 15 años, el 19 de mayo del 2006, su familia hizo una misa. Pero no quieren que rezar sea su única salida. “La policía y el gobierno de La Rioja saben dónde está mi sobrina. Entre los perros grandes saben todo y se tapa todo”, denuncia María Mercedes Yacante.
El sábado anterior a su desaparición, Peli había ido a un cumpleaños de 15. “Nosotras le habíamos planchado el pelo, la habíamos maquillado suavecito porque era chica y estaba hermosa la gorda, hermosa”, acentúa María Mercedes. “Nos tirábamos a la cama las dos y la rompíamos”, se ríe su tía.
“La Peli tiene dos hermanos: Ana Paula, de 9, y Norberto Nicolás, de 14, ellos te preguntan todos los días de Peli, dónde está, cuándo va a volver. ¿Cómo les decís vos que unos desgraciados quitavida y quitaniñez se han llevado a la hermana y no sabemos cuándo vamos a poder encontrarla ni cuándo la vamos a volver a ver?”, pregunta.
A Peli le gustaba bailar folklore y jugar con la computadora. Le faltaban dos materias para recibirse de maestra de danzas folklóricas, y era fanática de El chaqueño Palavecino. ¿Era? ¿Es? ¿Dónde es Peli Mercado? ¿Cómo se escribe Peli Mercado, en pasado o en presente? ¿Cómo vive, dónde está? ¿Cómo funcionan las redes que pueden hacer desaparecer y aparecer mujeres? ¿Cómo funcionan sin que nadie las vea ni las encuentre? ¿Cómo se escribe que hay desaparecidas en democracia? ¿Aparecen las desaparecidas en democracia? ¿Aparecerá Peli?
“Cuando vas a pedir explicaciones los policías murmuran que está muerta, pero si está muerta que aparezca, que entreguen el cadáver para que una pueda quedarse tranquila, llevarle una flor al cementerio, rezarla. ¿Pero ahora cómo hacemos nosotros sin saber si come, si no come, si pasa frío, o si le pegan? –pregunta su tía–. ¿Cómo hace una para vivir todos los días así? ¿Cómo te sentás a la mesa sabiendo que te falta un lugar?”
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