Viernes, 6 de julio de 2007 | Hoy
ARTES
Postales de pequeños mundos (públicos y privados). Artistas plásticos y diseñadores industriales, especialistas de lo gráfico y creadores de indumentaria: considerando al diseño como noción amplia, moderna y todoterreno, acaba de publicarse una suerte de quién es quién del panorama local. Caprichoso y arty, íntimo y público, el libro brinda una incursión en el mundo de los creadores locales y también su cotidianeidad.
Por Victoria Lescano
El libro Diseño argentino, creadores de influencias, publicado por Papers Editores, documenta en sus 175 páginas con predominio de discurso visual numerosas citas a los mundos privados de un grupo de 20 diseñadores de indumentaria, industriales, gráficos y gráficos abocados al arty. El rescate admite planos detalle de las pizarras y las mesas de trabajo, interiores de hogares, primeros planos de mascotas y reflexiones sobre procesos y disparadores de diseño.
La selección contempla desde los objetos con cuentas de acrílico para collares que funcionan por encastre realizados a partir de mediados de los años 90 por el artista rosarino Roman Vitali —cuyas últimas obras petit adoptan forma de carteras, pero que inicialmente fueron flores y, más recientemente, tubos coloridos para una instalación en el Malba— hasta los saleros con caras sonrientes, y otras furiosas, realizados en cerámica por la artista Lola Golstein, creadora del nuevo espacio de arte Tosto, en el ala derecha de la galería Belleza y Felicidad. Vitali enuncia: “El arte es el núcleo fundamental en mi vida, todo lo que hago está atravesado desde una configuración artística”, y no escatima menciones a la angustia de los procesos creativos: “Puedo tardar un año o dos en definir una imagen”. Goldstein describe la creación de sus mascotas gigantes como resultantes de lecturas cotidianas de la pequeña Lulú, ceremonias del té, viajes con su pareja por el Tigre y los ruidos cotidianos de los árboles de su casa de Burzaco.
Otro autor de sublimes piezas en cerámica, Leo Batistelli, reconoce como influencia “la restauración de una serie de obras en azulejos que solía hacer mi abuelo”. Las piezas con forma de robot animé, provistas de antenas ficticias, y que en ocasiones citan tubos de ensayo cercanos a opiarios, tienen en el listado de recientes creaciones, a una línea de vajilla con porcelana Verbano y también piezas con arcilla roja extraída del río Paraná. Entre esos ejes lúdicos, asoman variados abordajes a la indumentaria firmados por Pablo Ramírez, Araceli Pourcel, Cecilia Gadea y Valeria Pesqueira.
El dossier Ramírez hace honor a su gusto por la monocromía comienza con primeros planos de las gafas freaks que usaron sus modelos junto a sombreros medicales en la colección “Primavera-verano Ten piedad de nosotros”, y un modelo similar que suele usar el diseñador para saludar en sus cierres de desfiles. También muestra los elegantes dibujos de peinados a lo Verónica Lake, retratos de Joan Crawford, postales religiosas de su estudio, a su modista y rescata como sus actuales influencias los looks de Virginia Woolf, Colette y Josephine Baker, o a las muñecas Blythe con cuerpo y ropa de Audrey Hepburn que le regaló una amiga actriz.
Por su parte, el dossier Pourcel muestra a la diseñadora posando frente a su biblioteca rica en ensayos sobre estética. La foto es casi documental: los libros suelen ser disparadores de sus colecciones, que reflexionan sobre estilos latinoamericanos y técnicas textiles. Su collage de influencias remite a fotos de cholas, pero también hay imágenes de Catherine Deneuve, pájaros exóticos, poesías bordadas a mano sobre camisas y vestidos de siluetas envolventes. Enuncia Pourcel: “Mi estética es folk sport latina, combina una mirada contemporánea con técnicas tradicionales del tejido y bordados”.
Valeria Pesqueira sitúa a una tienda de ramos generales de Ranchos —provincia de Buenos Aires— que perteneció a sus abuelos como su primera escuela de moda y estética, y rescata como otras influencias los looks callejeros de abuelas saliendo de compras con ruleros y saquitos y la escena arty. Resume su actual método como una cruza de “investigaciones sobre estampas, y moldería”. A modo de síntesis de su pizarra, hay planos de juegos de mesa reto que devinieron estampas, prints de pirotines y empapelados con flores tropicales que extendió a una línea de visos para inviernos o buzos con capucha.
Las fotografías de distintos barrios de Buenos Aires, una colección de muñecas del Museo de Arte Hispanoamericano, libros troquelados, puzzles, y las pátinas añejas de ciertas paredes y los superlooks y trajes para jardín de infantes de Catalina, su hija, son algunas de las influencias narradas por la diseñadora Cecilia Gadea.
Ella posa con las manos abocadas a uno de sus intrincados vestidos con técnicas de corte láser, cuyos patterns reformula cada temporada y que engalanan también abrigos y una línea de carteras. Exhibe dibujos de sus prendas, backstage de desfiles, campañas y moldes en papel madera, al tono sepia de las fotos de álbumes de usos y costumbres retro que ella traduce en texturas y usos contemporáneos.
A los cruces de diseño de indumentaria con industrial y el arte, lo ilustran los casos de Hermanos Estebecorena y Mariana Cortés, diseñadora de Juana de Arco y creadora de una casa de arte homónima. Javier y Alejo, creadores de Hee, exhiben fichas técnicas de sus camisas y camperas, planos detalle de exhibidores de sus tiendas que citan antiguas panaderías y modernas tintorerías, fotos que los muestran lookeados con trajes retro y planos de nubes que parecen haber inspirado una reciente puesta en escena con bandas de sonidos de aviones. En su listado de influencias, enuncian: “Vivir en Sudamérica, los cruces de los Andes de San Martín y Bolívar y la navegación a vela en barcos de madera y los vuelos en planeador”. También definen a su búsqueda de la belleza como: “La combinación entre armonía de formas y funciones y algún desajuste”.
El apartado para los proyectos de moda y arte de Cortés admite tanto una vidriera de su tienda de Palermo que invita alquilar bicicletas como la degustación de una torta con forma de corazón en tonos de verde. También contemplar la presentación en pasarelas de su colección Paraná, y la apreciación de retazos que componen la ideología de Nido, un proyecto social mediante el cual ella y su equipo de colaboradoras enseñan a tejer con descartes a la usanza de ciertos pueblos de Brasil a familias de desocupados y que recientemente fue incorporado por un grupo de diseñadores de Tokio, ciudad en que Juana tiene una sucursal tan hype que suele aparecer en los sociales del Vogue Japón.
Del universo de la joyería, conviven las joyas con brazaletes ornamentados con pájaros y gatos de metal en estilo cute, piezas más hard core tramadas por Mariana Molinelli Wells (de pedazos de metal ensamblados a piel o cuero a s reproducciones de huesos). En el apartado diseño industrial, se impone Alejandro Sarmiento, cultor del reciclaje del pet cuyas obras remiten a la silla Roberta Iron, los asientos con redes poliédricas y un nuevo proyecto fetichista: en variaciones sobre ropa en goma, con imaginarios eróticos de los calendarios de gomerías.
En diseño gráfico, el experto Alejandro Ros (art director de Las/12 y Radar) exhibe su fetichismo por la portada de Artaud, sus portadas de discos para Bersuit, Las Pelotas, Babasónicos y Spinetta, un retrato elegantísimo de su madre situado junto a un reloj vintage con estampas de un club de fútbol. Destaca, entre sus influencias, “Marcel Duchamp, David Lynch, Pet Shop Boys y Madonna, junto a la máxima de la bauhaus... menos es más”.
Un salto generacional lleva a diseñadores gráficos nacidos a comienzos de los ochenta, cuyas obras exaltan la vida en contacto con la naturaleza: por un lado, los paisajes sublimados por Julián Gatto, quien combina sus técnicas de acuarela y gouche con puestas de plantas en galerías de Nueva York, Japón y el espacio Tosto. Y Guillermina Baiguera, diseñadora gráfica, modelo de una reciente campaña De Loof Models, quien devino dibujante y eximia bordadora de una línea de accesorios para adoradoras del punto cruz. Como dice Eloise Alemany, compiladora de Creadores de Influencias, volumen uno: “Esta selección de perfiles capta la esencia y la diversidad de un grupo que influye y define el discurso visual y cultural de la Argentina. La idea no era hacer un relevamiento formal de la industria, sino un álbum más personal. El resultado es un conjunto de voces de narrativa visual y de cosas cotidianas”.
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