Viernes, 25 de abril de 2008 | Hoy
Por Soledad Vallejos
Nada nace de un repollo, ni siquiera este suplemento. Quizá se trate sólo de una manera de decir que de algún lado se (pro)viene, las que escribieron y escribimos, las que participaron de alguna manera, pero más especialmente las que nos precedieron: páginas como la de La Opinión, suplementos como el que hubo en Tiempo Argentino, espacios como La Porteña (en la revista El Porteño), revistas como Alfonsina, por no remontarnos a los folletines anarcofeministas de principios del siglo XX. Algunas de las periodistas que estuvieron en esos otros lugares (todos menos los folletines, se entiende), estuvieron por acá, alguna todavía está. Lo digo porque reconocer que una se inscribe en una tradición es preciso; toda genealogía habla de un lugar político y claro, no se puede ser tan diva de creer que cada paso es fundador. Andar siendo pionera todo el día es agotador y no hay quien aguante. Nada más feminista que saber que tenemos hermanas, pero también madres y abuelas que algo nos legaron, que algo hicieron para que ahora ciertas cosas nos parezcan no negociables y salgamos a conseguir otras. Celebrar también es recordar eso.
En días de sol una cree que a algún lado se va. Lo que se escribe en la prensa es efímero por definición, pero así y todo (¿o por eso?) va haciendo un ruidito, una idea que primero parece extraña, después familiar, finalmente de lo más lógica. Lo que se escribe y lo que se lee y lo que se cuestiona, con el tiempo, tal vez forme un mundo, o al menos despierte una pregunta en algún lugar un día al pasar. Se trata un poco de eso, creo, de repente notar que han pasado los años.
En dos décadas volvió Ulises a Itaca. En una sola este suplemento se encontró con un público y con un mundo que fue cambiando tanto como las vidas de cualquiera de nosotras; en dos quién sabe, quizás hasta sean menos las que se dicen femeninas en lugar de feministas, tal vez hasta haya más varones que no duden en explicar por qué el feminismo no es lo contrario al machismo. En una de ésas, hasta puede pasar que no sea tema de discusión.
Virginia Wolf decía en sus Diarios: “El futuro es oscuro, que es, en resumidas cuentas, lo mejor que puede ser un futuro”. Por eso está buenísimo saber que no estamos, nosotras, ustedes, señoras, señores, tan solas.
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