Viernes, 23 de mayo de 2008 | Hoy
MODA
Fueron las anémonas de Balenciaga las primeras en brotar sobre estampados de colecciones de verano, pero desde entonces otras flores y otras junglas trepan tanto por trajes y vestidos como por las fachadas de tiendas y museos. Una tendencia que homenajea las delicias de la naturaleza y que ya empieza a mostrar nostalgia por su constante destrucción global.
Por Victoria Lescano
A los primeros pétalos e indicios de la tendencia de cruces entre moda y naturaleza los implantó Nicholas Ghesquiere –el diseñador belga a cargo de la firma Balenciaga– en octubre ‘07, cuando estampó ramilletes de anémonas, peonías y margaritas con trazos de psicodelia en una colección de vestidos y chaquetas cortas, con emulaciones de autos deportivos y también en pantalones de apariencia robótica en sus propuestas para la primavera y el verano 2008.
Las señales de la nostalgia por la naturaleza en tiempos de devastación climática continuaron en las propuestas de pasarela de Gucci, Missoni y Versace. Se manifestaron en flores colosales en la superficie de vestidos y tocados, mientras que Miuccia Prada trasladó las estampas que exaltaban el mundo vegetal a una serie de vestidos, pantalones y caftans; y a cortos de animación llamados Trembled Blossoms. Se trataron de ilustraciones de James Jean referidas a un mundo de ninfas, citas al art nouveau y la estética del célebre ilustrador inglés Aubrey Beardsley y pasarelas ficticias en bosques encantados que le permitieron lucir zapatos, carteras a rayas, vestidos a cuadros, gafas y un nuevo modelo de celular con print floral.
El film de moda se proyectó durante funciones especiales en las tiendas Prada de Nueva York, Tokio y Los Angeles, y fue musicalizado por las chicas que lideran la banda americana Coco Rosie.
Y durante su presentación en Milán, para exhibir una colección de vestidos con silueta de los años ’50 y estampas florales muy pictóricas, el dúo Dolce & Gabbana recurrió también a la proyección de un corto de secuencias florales sobre canvas firmados por jóvenes artistas.
La belga Veronique Branquinho –cuya obra de moda es tema de una retrospectiva en el Museo de la Moda de Amberes–, en su desfile de París, sumó atuendos de apicultores, vestidos largos y sombrillas.
El furor de la jardinería llega en gestos snob como el programa de la TV inglesa en que un chef llamado Jamie Oliver cocina en locaciones en las cuales los tomates crecen hasta en el techo de un baño. Las verduras adornan habitaciones y el chef propone a los televidentes cultivar lechugas en los alféizares de sus ventanas. Claro que nunca tan extravagante ni entretenido como el cocinero Francis Malman mostrando su alquimia desde fogones cual protagonista de un western; aunque la propuesta de adornar con verduras tiene seguidores y seguidoras, y alcanza su máxima expresión en las fachadas de nuevas galerías de arte y tiendas avant garde.
Las fachadas vegetales como artilugio chic irrumpieron en la nueva tienda que la creadora belga Ann Demeleumester abrió en Seúl a fines de 2007 y cuyos autores –los arquitectos Minsuk Cho y Kisu Park– implantaron una variedad de arbustos símil ligustrinas campestres sobre placas geotextiles que ocupan dos de las tres plantas de la construcción. Mientras que el centro cultural Caixa Forum, que se inauguró recientemente en Madrid en una usina eléctrica vecina al Museo del Prado y que cobija una rica colección en arte contemporáneo, ostenta como extravagancia un jardín vertical de 24 metros de altura. “Es una pintura viviente, un cuadro vivo que se va a alterar porque reúne variedades que cambian de color según la época del año”, argumentó el botánico francés Patrick Blanc, el artífice del jardín vertical que suma 460 metros cuadrados y cuya trama admite 15 mil plantas de 250 especies.
Patrick Blanc –algo así como un Philippe Starck del mundo jardinero– creó extravagantes combinaciones florales, observando el comportamiento de las plantas en locaciones tropicales que devinieron el último grito de la moda en enredaderas con categorías de obra de arte. Luego de ver las obras de Mario Merz, Francesco Clemente o Miquel Barceló, que componen la colección permanente de Caixa Forum, los visitantes a la preciosa tienda del museo pueden llevarse una planta y set de instrucciones para cuidarla: un kit de plantas ideado por Blanc.
Desde que en 1998 patentó sus fórmulas botánicas, los diseños del jardinero llegaron al museo La Vilette de París, a Bruselas, Bangkok, Nueva Delhi; y también irrumpen en las puestas en escena de desfiles de la Semana de París.
En 2002, además, el diseñador de jardines hizo un vestido de novia con bordados botánicos para la presentación de alta costura de Jean Paul Gaultier. La inglesa y vegetariana confesa Stella McCartney, en ocasión de su reciente presentación en París, le encargó a Blanc recrear una selva en la pasarela, que luego fue trasplantada y donada a un barrio francés de Boulogne. McCartney llevó también a la pasarela vestidos largos con citas al flower power de los años ‘70 y sobre el posterior traslado de su jardín ficticio argumentó ante la prensa de moda: “Quise incentivar el cuidado por las plantas entre los habitantes”.
Mientras que Veronique Branquinho expuso en la pasarela francesa tanto vestidos largos de impronta botánica con sombrillas para pasear por el jardín cual damas victorianas y trajes símil apicultor.
Las citas a las flores que fueron tema por excelencia en las estampas ideadas a fines de 1960 por la inglesa Laura Ashley –cuyos diseños de flores en miniatura y siempre engamadas en tonos serenos se extendieron a telas para cortinas, tapicería, empapelados de casas muy clásicas y también una línea de ropa para mujeres– vuelven a ser revisitadas por nuevas generaciones de diseñadores.
Desde Brasil, Isabela Capeto aporta una mirada pictórica sobre las flores de la región aplicadas a bordados inéditos y las presenta en escenarios con puestas de flores y frutas orgánicas del Sao Paulo Fashion Week y en Buenos Aires, la campaña de la colección invierno de la firma Félix, fotografiada por el francés Constant Anée, transcurre en un bosque.
Otro indicador del furor de la botánica y los jardines rara avis es el próximo estreno de Grey Gardens, la película protagonizada por Drew Barrymore y Jessica Lange y remake de un extravagante documental de los años ’70 dirigido por David Maysles que reflejaba las vidas y los modos de vestimenta de las primas excéntricas y pobres de Jackie Onassis. Se trata de Edith Bouvier madre y Edith hija, quienes en su casa derruida e invadida por un jardín agreste de los Hamptons innovaron al usar sweters a modo de tocados y otras subversiones a los modos de uso de la vestimenta cotidiana, que ya inspiraron a varios creadores de moda americana para sus colecciones.
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