Viernes, 23 de mayo de 2008 | Hoy
ALDEA BLOGAL
http://tecnoblog.girlpower.it
Por Paula Carri
Si hubiera que elegir un término para definir el tema que se destacó en la web esta semana, sería hiperconectividad. Significa, como es fácil intuir, comunicarse en forma constante –por negocios o por gusto– a través de varios aparatos a la vez (celulares, laptops, notebooks, pc, iPod, son algunos de ellos). El revuelo de estos días estuvo marcado por el estudio realizado por la consultora IDC para el proveedor canadiense de equipos Nortel Networks y que da cuenta de que Latinoamérica crece y a lo grande en el uso de conexiones digitales. El 64 por ciento de las personas que trabajan está conectada al menos por siete dispositivos diferentes y utiliza nueve o más aplicaciones, mientras que en Asia Pacífico es del 59 por ciento, en Europa el 50 y en Norteamérica el 44 por ciento. Blogs, resúmenes o boletines electrónicos y redes sociales hacen las delicias de internautas con conexiones sin límite. Alcanza con darse una vuelta por Twitter, Jaiku o Facebook para entender que se actualiza o sube información desde los lugares de trabajo. Pero, pese a que el estudio ubica a los varones como principales usuarios (60%) y en un nivel gerencial, las mujeres vienen elevando con rapidez su porcentaje (en México hay estudios calificados que informan que las mujeres incrementaron su conexión diaria en un 109% en los últimos tres años). Obviamente, las mujeres son un atractivo polo consumidor para un mercado digital que cada vez las mira con más atención y diseña desde celulares y notebooks de color rosa (en un concepto de correspondencia algo retrógrado y contrastante con la evolución que reflejan dispositivos de última generación) hasta diversos gadget con strass y detalles de bijouterie. En el blog GirlPower () es posible encontrar a la mayoría de ellos.
De la mano de la hiperconectividad viene otro fenómeno: el de los empleos nomádicos. Es una tendencia en alza la de quienes reparten sus tareas entre la oficina y diferentes sitios (bares, espacios públicos y el propio hogar). Un fenómeno que calza justo a las mujeres, a quienes más se les dificulta el hecho de estar varias horas seguidas en una oficina. Las empresas que más utilizan las aplicaciones digitales, por otra parte, se han dado cuenta de que las mujeres no disminuyen su rendimiento laboral por el hecho de ser “móviles”. Por el contrario, la capacidad (la mayoría de las veces obligada) para poder pensar atomizadamente y contemplar varias situaciones a la vez, enriquece este modo de trabajar. Pero también hay una desventaja notable: se entremezclan con más facilidad las horas de ocio y las laborales, vida profesional y privada, y amigos con colegas laborales. Sin contar que hay una disposición casi permanente a la demanda de actividades. En Estados Unidos, pioneros en este tipo de tendencias mundiales –o, mejor dicho, creadores y eficaces evangelizadores de ellas, guste o no– trabajadores y trabajadoras que acceden a la hiperconectividad trabajan sólo un tercio de su flexible jornada laboral en la oficina tradicionalmente concebida. El resto es móvil. Claro que estar siempre lista no es, precisamente, una ventaja. De hecho, quienes antes se incluyeron en esta modalidad laboral se dedican a alertar sobre la necesidad de desconectarse tanto en fines de semana como en vacaciones. Por eso, si el afán de conocimiento virtual –y el placer de él, ¿por qué no?– se están llevando demasiadas horas, en el sitio Adictos a Internet (http://adictosainternet.com) pueden leerse recomendaciones y tests on line (valga la contradicción). La alerta está hecha.
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